"Que seguimos entretenidos en ceremonias, inciensos, ritos pomposos" ¿Qué pasa en la Iglesia, que cada vez somos menos los creyentes?

La Iglesia soñada
La Iglesia soñada Agustín de la Torre

"Jesús compara la Fe con el grano de mostaza y la levadura en estas parábolas, para animar a sus seguidores y decirles que el Reino crece así, desde abajo, con humildad, sin grandezas ni triunfalismo"

"Luego la religión se adaptó al Imperio y se acabó el problema: Dejó el evangelio y se integró en la religión. Es decir, dejó de ser lo que Jesus había pensado"

"Hoy, a la Iglesia le encantaría seguir siendo “cedro del Líbano” antes que “arbusto pequeño”, dando fruto en silencio"

"Conseguir comunidades 'mostaza y levadura implica conversión y lo primero de todo sería 'desclericalizar' a la iglesia y darle más protagonismo al pueblo"

Hace veinte siglos después de la Resurrección del Señor, cuando se organizaron las primeras comunidades y vinieron las primeras reacciones negativas contra los seguidores de Jesús, se dieron cuenta que poco a poco iban siendo menos, y por esa razón se plantearon: ¿qué hacemos si somos cada vez menos, qué futuro tenemos? Y los evangelistas, sobre todo Mateo, cuentan las Parábolas del “Grano de mostaza y la Levadura”. El fin era responder a esa preocupación del cada vez somos menos.

Y en la parábola se habla de la fe como un grano de mostaza, insignificante pero que va creciendo calladamente hasta hacerse arbusto grande; y lo mismo pasa con la levadura que es poca cosa pero fermenta toda la masa.

Jesús compara la Fe con el grano de mostaza y la levadura en estas parábolas, para animar a sus seguidores y decirles que el Reino crece así, desde abajo, con humildad, sin grandezas ni triunfalismo, poco a poco. Y crecerá lo que tenga que crecer.

Luego la religión se adaptó al Imperio y se acabó el problema: Dejó el evangelio y se integró en la religión. Es decir, dejó de ser lo que Jesus había pensado. Se institucionalizó, y se dejó llevar del poder que la oficializó.

Palacio episcopal y pobre

Dicho eso, afirmo que prefiero la iglesia “grano de mostaza y levadura” que la iglesia de las ceremonias del coronavirus, oficial, pegada al poder y mezclada con él. Una Iglesia que, además, se enfada, cuando pierde ese prestigio y ese poder y que le encantaría seguir siendo “cedro del Líbano” antes que “arbusto pequeño”, dando fruto en silencio.

¿Qué pasa en nuestra Iglesia y en nuestra fe?

En el año 1978, el porcentaje de los que se sentían miembros De la Iglesia era del 90%, y en el 2020 es de un 61%. El 65% afirma no ir nunca o casi nunca a Misa en el 2020 y en el 1978 lo decía solo un 22%.
Según el CIS, el 61% de la población se considera católica.

La perspectiva es que esta cifra siga cayendo, porque sobre todo en la franja de edad entre 18 y 33 años el porcentaje de agnósticos, no creyentes, indiferentes y ateos supera al de católicos un 62% frente a un 36% de católicos.

Mujer en la Iglesia

Hasta los 34 años son mayoría los no creyentes y a partir de los 34 años se van igualando las cifras. Solo a partir de los 65 años el porcentaje de católicos sube a un 84%.

Y en cuanto a asistencia a actos religiosos también ha caído a mínimos históricos.

¿Y qué decimos los cristianos de todo esto?

¡Imagino que algo estaremos haciendo mal, trasnochado, sin respuesta, poco real, lejos de la realidad...! ¿De verdad estamos siendo la iglesia en salida, tienda de campaña, curativa y no aduana que el Papa nos pidió? ¿De verdad aceptamos ser la iglesia de Jesús, poco apegada a cosas, prestigios y poder para ser la iglesia levadura, sencilla, acompañando procesos desde el evangelio?

Iglesia soñada

Y sus pastores ¿son gente cercana, haciendo camino con su pueblo, orientando y coordinando a la comunidad para que sea la iglesia que Jesús quiso?

¿O seguimos entretenidos en ceremonias, inciensos, ritos pomposos que poco o nada dicen y que enfrían vivencias y alejan del Cristo Eucaristía, que se partió como se parte el pan y derramó su vida como se derrama la sangre, para enseñarnos el camino y el dar culto en espíritu y en verdad?

Porque este modelo sí convence, lo que pasa es que no es para masas, sino para comunidades “mostaza y levadura”. Y ello conllevaría una reconversión que no sé si estamos dispuestos a hacer. Porque lo primero de todo sería “desclericalizar” a la iglesia y darle más protagonismo al pueblo. Sería descentralizar de manera que el centro no sea el clero sino la comunidad. Y ello conlleva una conversión profunda que pasa por un convencimiento también profundo. Es mejor ser “pastores con olor a oveja” que “principes de cola larga”.

Pastor y ovejas

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