Carta abierta del monje Josep Miquel Bausset a los obispos del País Valenciano "La prohibición del valenciano (o catalán) en los templos, asignatura pendiente de la Iglesia valenciana"

Bandera de Valencia ante la catedral
Bandera de Valencia ante la catedral

"Solo podemos celebrar nuestra fe en castellano, a pesar que el valenciano es la lengua propia del País Valenciano, como establece el Estatut de Autonomia"

"Los sacerdotes y los obispos siempre nos han explicado que Pentecostés es la fiesta de la universalidad de la fe, con la manifestación de la diversidad de lenguas y de culturas"

"Como obispos de los valencianos habrían de promover, defender y asumir en las celebraciones litúrgicas, la lengua de Sant Vicent Ferrer, para favorecer así la presencia del valenciano en las parroquias"

"El valenciano (o catalán) es una lengua que los cristianos valencianos queremos que sea lengua de oración y de predicación, de catequesis y de anuncio del Evangelio"

Queridos obispos Enrique, de Tortosa, Casimiro, de Sogorb-Castelló, Antonio, de València (y sus auxiliares Arturo, Javier y Vicente) y Jesús, de Oriola-Alacant: como cada 9 de Octubre, Día Nacional del País Valenciano, en conmemoración de la entrada en València del rey Jaime I, les escribo esta carta abierta en relación a la asignatura pendiente (desde hace muchos años) que tiene la Iglesia Valenciana: la prohibición del valenciano (o catalán) en los templos.

A lo largo de los años que llevo como monje de Montserrat, he recibido a muchos grupos para explicarles qué es el monaquismo, la historia de Montserrat, la liturgia y la oración como eje de la vida monástica o también la formación de esta montaña.

Obispos de Valencia

En septiembre de 2.018 acogí a un grupo de valencianos, con el amigo Alfons Llorens y el catedrático de la Universitat de València, Vicent Martínez Sancho. Algunas de estas personas, con tristeza, me comentaron la sensación de orfandad que tienen, cuando en sus parroquias se sienten excluidos de la liturgia, por la marginación del valenciano en los templos. Y es que, incomprensiblemente, después de más de cincuenta años de la clausura del Concilio Vaticano II, que aprobó la Constitución Sacrosanctum Concilium, el valenciano continúa excluido de las celebraciones litúrgicas.

Ustedes ya saben que los cristianos valencianos de la comarca de Ports a la Vega Baixa, del Maestrat al Alacantí y de la Foia de Bunyol a la Vall d’Albaida y la Costera, solo podemos celebrar nuestra fe en castellano, a pesar que el valenciano es la lengua propia del País Valenciano, como establece el Estatut de Autonomia.

Las diócesis valencianas, es una tierra que va del mar a la montaña, con hombres y mujeres de fe profunda y enraizada, y con una devoción especial por Santa María, venerada en l’Alcúdia con la advocación de la Mare de Déu de l’Oreto, en Utiel y en Alacant con la del Remei, en València con la de los Desemparats, en Borriana con la Misericòrdia, en la Font de la Figuera con la Mare de Déu del Roser dels Xiquets, en Picanya y en Oriola con la de Montserrat, a Vila-real con la de Gràcia, en Peníscola l’Ermitana o la Mare de Déu dels Lliris en Alcoi.

Misal valenciano
Misal valenciano

Las diócesis valencianas tienen la riqueza de una lengua propia, la lengua de los escritores Ausiàs March y Vicent Andrés Estellés, de Jordi de Sant Jordi, de Sor Isabel de Villena, con hombres y mujeres de Iglesia como Sant Vicent Ferrer y la beata Pepa Girbés. Una lengua que hablan los cristianos de Beniarjó, Borriol, Cocentaina, Vinaròs, Altea y Almenara, de Elx, Vallada, Cinctorres, Potries i Albaida, d’Estivella, Sant Vicent del Raspeig, Alzira, Onda y Banyeres.

Los sacerdotes y los obispos siempre nos han explicado que Pentecostés es la fiesta de la universalidad de la fe, con la manifestación de la diversidad de lenguas y de culturas que, desde el Vaticano II, sobre todo, la Iglesia asume y defiende.

Como obispos de los valencianos, ustedes en vez de rechazar el valenciano (con la excepción del obispo Enrique, de Tortosa), habrían de promover, defender y asumir en las celebraciones litúrgicas, la lengua de Sant Vicent Ferrer, para favorecer así la presencia del valenciano en las parroquias: en la catequesis, la predicación y en todas las asambleas litúrgicas. De esta manera los cristianos de Finestrat, Benicarló Benicolet, Alfara del Patriarca, Beniarrés, Almassora, Ador y Moixent, de Beneixida, Beniarbeig, Xodos, Agres o Tavernes Blanques, no se sentirían extraños ni forasteros en la Iglesia, que utilizando el valenciano, estaría anunciando el Evangelio en nuestra cultura.

El valenciano (o catalán) es una lengua que los cristianos valencianos queremos que sea lengua de oración y de predicación, de catequesis y de anuncio del Evangelio. Una lengua que habrían de estudiar los seminaristas valencianos en la Facultad de Teología, para que después puedan predicar y celebrar en valenciano.

Valencia
Valencia

Porque los valencianos no queremos continuar (como hasta ahora) huérfanos en el seno de nuestra Iglesia, se habrían de publicar de una vez por todas, los textos litúrgicos en valenciano (que ya hace años preparó la Acadèmia Valenciana de la Llengua) y que, desgraciadamente, como decía el bueno del obispo Rafael Sanus, “duermen desde hace años en algún cajón del palacio arzobispal de València”.

Hace unos meses (Conferència Episcopal Tarraconense, nota de la reunió nº 244, juny de 2021) el arzobispo Joan Enric Vives y mossèn Joan Baburés, presidente y coordinador de la Comissió Interdiocesana de Litúrgia (CIL) respectivamente, presentaron a los obispos catalanes los últimos trabajos de la comisión, por lo que respecta a la traducción al catalán de la tercera edición, revisada, del Missal Romà, que los obispos con sede en Cataluña han aprobado.

Por eso, después de la definitiva confirmación por parte de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, pronto podrá ser editado este Misal Romano. ¿Cuándo aprobarán ustedes, los obispos valencianos, la primera edición (los catalanes ya van por la tercera) del Misal Romano en valenciano? ¿Quieren que la historia los recuerde como enemigos de nuestra lengua?

Misal romano

Han sido muchos los sacerdotes valencianos que hace años firmamos unas cartas pidiendo la publicación del Misal en valenciano. Cabe recordar, queridos obispos, que en acabar el Concilio, más de 20.000 valencianos firmaron un manifiesto pidiendo el valenciano en la Iglesia, cosa que todavía estamos esperando. Y es que el valenciano, como escribía Vicent Miquel i Diego, siempre se ha encontrado con la oposición de la jerarquía. Afortunadamente ahora el Grup del Dissabte, ha iniciado una campaña de recogida de firmas a favor del valenciano en la Iglesia.

Hace siete años, usted, obispo Antonio Cañizares, cuando fue nombrado obispo de València, y en lo que respecta a nuestra lengua, dijo: “Espero que me enseñéis a hablarla bien y pronto”. Sabiendo como sabe (por motivos de estudios) el alemán (y también) el italiano, no le costaría nada (si lo quiere hacer) aprender valenciano y así celebrar la liturgia y predicar en la lengua de San Vicent Ferrer.

Por otra parte, es lamentable (e incomprensible), que terminado el Sínodo Diocesano de València, como nos recordaba el amigo y sacerdote Vicent Cardona, “de entre todas las propuestas votadas, la que ha tenido más votos en contra es la de poner a disposición de las comunidades cristianas los textos litúrgicos y de pastoral en nuestra lengua” (Saó, junio 2021).

Digo que esta medida es incomprensible (y hace falta recordarlo ahora) porque hace cinco años los cristianos valencianos, reunidos en la catedral de València en octubre de 2.016, aprobaron el Plan Diocesano de Pastoral, donde la resolución número 107 decía: “Fomentar el uso del valenciano en la liturgia, como cauce de evangelización enraizado en nuestra cultura, promoviendo la edición de los libros litúrgicos en valenciano”. Pero hasta ahora, la diócesis de València ha ignorado esta petición de los participantes en el Plan Diocesano de Pastoral.

San Vicente Ferrer

Con toda la razón del mundo, Vicent Cardona continuaba su artículo en la revista Saó, así: “Una vez más llegaremos tarde a servir a nuestro pueblo, al menos a una parte, como él quiere ser servido. El miedo o la indiferencia o la ignorancia abundan entre un clero (era la mayoría entre los participantes en la asamblea sinodal), que no busca acercarse a una parte de nuestro pueblo, que perece rechazar a una Iglesia que no le comprende ni le sirve como él espera”. Y es que desgraciadamente, la Iglesia Valenciana (?) continúa ignorando la lengua de Sant Vicent Ferrer (como si no existiese) y tratando como una colonia al País Valenciano.

Como nos recordaba el salesiano Justino Sarmento Rezende (Religión Digital, 11 de septiembre de 2.020), “las prácticas misioneras serán colonizadoras si uno solo piensa en enseñar y no en aprender”. Por eso el papa Francisco (continuaba este salesiano), “refuerza la nueva lectura de la acción evangelizadora” cuando decía que “los indígenas no son objetos y destinatarios de la misión de la Iglesia, sino que son sujetos, protagonistas e interlocutores de la misión”. El salesiano Justino Sarmento decía también, que los pastores de la Iglesia han “de aprender las lenguas indígenas” (también el valenciano) y que la Iglesia ha de “pasar de una Iglesia colonizadora a una Iglesia inculturada y encarnada”.

En la encíclica “Fratelli tutti”, el papa nos recuerda que “no hay obertura entre pueblos, sino desde el amor a la tierra, al pueblo, a los propios rasgos culturales”, ya que “solo es posible acoger al diferente, si estoy enraizado en mi pueblo, con su cultura” (143).

I en la Carta Apostólica con motivo del XVI centenario de la muerte de San Jerónimo, el papa Francisco nos decía que “el trabajo de traducción de Jerónimo, nos enseña que los valores y las formas positivas de cada cultura, representan un enriquecimiento para toda la Iglesia”. Y es que “los diferentes modos en que la Palabra de Dios se anuncia, se comprende y se vive con cada nueva traducción, enriquecen a la Iglesia”. Y a pesar de esto, ustedes, los obispos valencianos, se niegan a presentar el Misal Romano en valenciano para que sea aprobado.

Fratelli
Fratelli

El papa nos dice también que “la inserción de la Biblia y del Evangelio en las diferentes culturas, hace que la Iglesia se manifieste cada vez más como “sponsa ornata suis” (Is 61:10), y testimonia que la Biblia necesita ser traducida constantemente a les categorías lingüísticas y mentales de cada cultura”. El papa, como si estuviese pensando en la Iglesia del País Valenciano, dice: “Cuantos juicios temerarios, cuantas condenas y conflictos surgen del hecho de ignorar el idioma de los demás y de no esforzarnos, con tenaz esperanza, en esta prueba infinita de amor que es la traducción”. Y es que, como nos dice el papa, “no existe comprensión sin traducción”.

Ustedes, como obispos de las diócesis valencianas (a excepción del obispo Enrique, de Tortosa que ya lo hace), habrían de seguir el ejemplo de los otros obispos valencianos que utilizan la lengua del pueblo que sirven, como lo hizo, hace 75 años el obispo Tarancon en Solsona o ahora lo hace el obispo Agustí Cortés en Sant Feliu y el obispo Salvador Giménez en Lleida, presidiendo las celebraciones litúrgicas en catalán. Y como también lo hacen los obispos valencianos en las diócesis de Alcalá de Henares o en Málaga, utilizando el castellano, o en Menorca, donde el obispo valenciano de aquella diócesis utiliza el catalán con toda normalidad.

La historia hablará de ustedes y de la mayoría de los presbíteros valencianos con dureza, ya que son responsables de no permitir que el valenciano entre en los templos. Y por eso habrían de recordar el capítulo 4 del documento “Ad gentes” que dice: “La Iglesia comprende y abraza en su caridad, todas las lenguas”. Y también lo que dijo el papa Pablo VI en la clausura del Concilio: “Las lenguas innombrables que hablan los pueblos, han sido admitidas a expresar litúrgicamente la palabra de los hombres a Dios y la Palabra de Dios a los hombres”. Y finalmente, para no alargarme más, ustedes, los obispos valencianos, habrían de tener presente el número 40 de la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, que dice: “En las naciones donde se hablan diversas lenguas, se harán traducciones en cada lengua”.

Valenciano

Debido a la animadversión de la mayoría del clero valenciano por nuestra lengua, muchos cristianos nos encontramos huérfanos en el seno de una Iglesia, que rechaza la lengua del pueblo que sirve. Por eso haría falta que ustedes, los obispos valencianos, introduzcan nuestra lengua en la liturgia, como hizo el sacerdote alcudiano Alexandre Alapont (que en África tradujo al námbya la Biblia) y presentaran, de una vez por todas el Misal Romano en valenciano para que sea aprobado. Así los cristianos valencianos no nos sentiríamos forasteros y huérfanos en nuestra propia Iglesia

Hace unos años el que fue obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, escribió la introducción del Nuevo Testamento en “fala”, la lengua que hablan 6.000 extremeños en el Valle de Xálima, en el norte de Cáceres. El obispo bendecía el “Nuevu Evangeliu” donde por primera vez se proclamaba la Palabra de Dios en “mañegu”, que es el nombre que recibe el “fala” en San Martín de Trebejo . El obispo Cerro decía: “Si los vecinos de San Martín, Eljas y Valverde se dirigen a sus padres en “fala”, por qué no hacer lo mismo con Dios”. I continuaba así el obispo Cerro: “La Iglesia quiere que nos acerquemos a Dios desde nuestra cultura, desde nuestros sentimientos más íntimos”.

En la Iglesia del País Valenciano le pasa una cosa parecida a lo que describía el teólogo africano Cyprien Melibi. Este presbítero camerunés decía: “Los obispos africanos son negros romanizados. No defienden su cultura y sus raíces”, como ustedes, los obispos valencianos, que ni reconocen ni defienden la propia cultura. Por eso el papa Francisco, en la Jornada de Misiones de 2.015, decía que se habían de “respetar todos los pueblos a partir de sus propias raíces” y “salvaguardar los valores de las respectivas culturas”.

Ustedes, los obispos valencianos, también habrían de seguir el ejemplo del obispo Joan Piris, emérito de Lleida, que en su entrada en aquella diócesis, el 21 de septiembre de 2.008, decía: “El hecho de ser cristiano lo debo, en buena parte, a la buena gente de Lleida que acompañó a Jaime I en la liberación del Reino de València, que favoreció que el cristianismo se enraizara en aquellas tierras”. Un rey, Jaime I, que trajo a las tierras valencianas, la lengua y la fe.

Olaechea

En 1.966, el arzobispo de València, Marcelino Olaechea, escribió la carta pastoral, “Lengua latina, lenguas vernáculas y liturgia”, en la que defendía que la lengua de la diócesis de València era el castellano. Y hoy, 55 años después, ustedes, los obispos valencianos, aún continúan defendiendo que el castellano (y no el valenciano) es la lengua con la cual los cristianos, forzosamente, nos hemos de dirigir a Dios.

Y termino con unas palabras del papa Francisco, de la entrevista reciente a la COPE: el papa recordaba la misa que presidió en Transilvania, “Aquella parte de Rumanía que habla húngaro, una misa preciosa en húngaro”. ¿Cuándo podremos decir los cristianos valencianos que ustedes, nuestros obispos (como en la misa que retransmite À Punt), han concelebrado una misa preciosa en valenciano?

En su reciente visita a Bratislava, el pasado mes de septiembre, el papa dijo: “El Evangelio no puede crecer si no está radicado en la cultura de un pueblo”. Y el papa contaba una anécdota de un obispo a propósito del nuncio que sufrieron. Este obispo decía: “Nosotros estuvimos 400 años sometidos por los turcos y sufrimos. Después, 50 sometidos por el comunismo y sufrimos. Pero los 7 años con este nuncio han sido peores que las otras dos veces”. Y el papa añadía aún: “Cuánta gente puede decir lo mismo del obispo o del cura que tiene” (Flama, 15 de septiembre de 2.021).

Hace unos días (Religión Digital, 27 de septiembre de 2.021), en la presentación del último informe de Libertad Religiosa al mundo, celebrado en la Universidad Católica de València, usted, arzobispo Antonio Cañizares, decía: “No podemos arrinconar la fe cristiana a la intimidad”. Totalmente de acuerdo. Pero ¿por qué la Iglesia del País Valenciano arrincona nuestra lengua a la intimidad y no permite que el valenciano sea la lengua de la Iglesia Valenciana?

Bandera de Valencia

Un abrazo en Jesús el pastor bueno. Ojalá sepan, como mínimo leer esta carta, y ponerse manos a la obra, para que en la próxima reunión de la Provincia Eclesiástica Valentina puedan aprobar la introducción del valenciano en nuestra Iglesia. Los obispos de Mallorca y de Menorca pueden darles su opinión, sobre la conveniencia pastoral de introducir la lengua (como ellos hacen), en la Iglesia.

Primero, Religión Digital

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