La monarquía, el Estado y la Iglesia "Ni quito ni pongo rey"

Tarancón y Juan Carlos I
Tarancón y Juan Carlos I

"Cargos a perpetuidad no tienen futuro. Tampoco debieran haber tenido pasado ni presente"

"Démosle gracias a Dios por la existencia de la democracia  y hagamos cuanto sea posible, y más,  porque la Iglesia la acoja  en su seno, desde los dicasterios curiales, hasta las más humildes parroquias, con activa participación igualitaria de laicos y laicas"

Sí, “ni quito ni pongo rey…”, porque precisamente para eso se convoca al personal  en torno a  las urnas,  con su supuesta y reconocida proyección,  hasta que en otra ocasión, y con  debido respeto constitucional, de nuevo se vuelva a expresar el pueblo. Tampoco es mi intención, aquí y ahora, cuestionar  si es historia o leyenda  el episodio que refleja el dicho popular de que “ni quito ni pongo rey, pero ayudo  a mi señor”,  respondiera con exactitud a lo referido y ejecutado por el  mercenario francés  Bertrand du  Gesclin,  al servicio “del de Trastámara” – que reinaría después como Enrique II, para ayudarle a asesinar a su hermanastro Don Pedro “El Cruel”, para unos y “El Justiciero” para otros. Hecho tan luctuoso, al menos fraternalmente, tuvo lugar en el castillo d de la Estrella, en el manchego territorio  del Campo de Montiel.. Respecto al término empleado de “mi señor” huelga referir  que el “señor-señor” no es otro que el pueblo, por lo que quien únicamente lo sirve  merecería tal distinción cívica y religiosa.

Así las cosas, es probable que no sean ociosas, estas sugerencias:

Cargos a perpetuidad, con lo que los demás tengan que asentir y reconocer  que otros -“por ser vos quien sois”-  gobiernan  con sus respectivos predicamentos  casi dogmáticos, no tienen futuro. Tampoco debieran haber tenido pasado ni presente, pero los tiempos fueron lo que fueron y ahora son lo que son, no eternizándose ni las personas ni las instituciones.

Los obispos agradecen al rey emérito su contribución a la "democracia y concordia"
Los obispos agradecen al rey emérito su contribución a la "democracia y concordia"

A unas y a otras, tal  condición les reclama  fiel adecuación a las circunstancias, siempre y cuando las ideas de “servicio, pobreza, humildad, humanidad  y pueblo”,  se matrimonien indisolublemente  con seriedad y dignidad y, en cristiano,  como acto de suprema adoración  al Creador…

“Por la gracia de Dios…” invocado indeleblemente, por ejemplo, en documentos oficiales y grabado en las mismas monedas  de las transacciones comerciales  es y significa una solemnísima insensatez, cuando no una blasfemia.

Presentarse, intentar actuar y reclamar   “por la gracia de Dios” y “en su sacrosanto nombre”, tanto civil como eclesiásticamente, resulta más que cuestionable   a la luz de las Ciencias  Sagradas , suplantando al “Único Dios vivo y verdadero”, que en el Evangelio se nos hace presente encarnado en Jesús…

Desinfectar en profundidad estas expresiones con los medios y procedimientos doctrinales más efectivos, es deber primordial y urgente,  en evitación  de que pandemias tan destructivas  desvíen de la existencia humana   los caudales de esperanzas que hacen ser vida a la vida..

Juan Carlos I y el cardenal Rouco
Juan Carlos I y el cardenal Rouco

Equiparse, exornarse y valerse del nombre de Dios,  y suplantar su jurisdicción, presencia y actividad  tal y como acontece oficialmente dentro y fuera de la Iglesia, rebasa toda ponderación y medida  personal y comunitariamente.

Dios es solo Dios y, en cristiano se llama Jesús, por lo que el “poderoso” en esta vida que no cuente en su “curriculum” –y no haya hecho ya suyos- los ejemplos y las enseñanzas del santo Evangelio, apenas si aprobó la asignatura de pagano…

Lo mismo   de católico que de protestante, de agnóstico y hasta de ateo, es posible ser y proclamarse  monárquico que republicano. Adscribirle de por sí  connotaciones religiosas  a las opciones políticas, carece hoy  de sentido.

Aseverar  que el rey –los reyes- , o el presidente de la República, con mención especial para cuanto  es y significa la corrupción sean intransigentes, equivale a desconocer la historia, que en recientes, espectaculares y fétidos capítulos  nos dicta con todos los detalles, documentos y sentencias inapelables, que los índices de inmoralidad son equiparables en una u otra fórmula de gobierno…

Los reyes Felipe y Letizia junto a Juan Carlos y Sofía en el funeral por Pilar de Borbón
Los reyes Felipe y Letizia junto a Juan Carlos y Sofía en el funeral por Pilar de Borbón

Por lo mismo, “Ni quito ni pongo rey…”, sigue y seguirá siendo esquema válido de convivencia , siempre y cuando  el pueblo-pueblo sea el destinatario  del servicio prestado por sus gobernantes, quienes de por sí, y siempre, optaron por ser  y ejercer de “auctóritas” (servicio), que no de “potestas”, es decir, de “poder”, con su correspondiente  “¡ordeno y mando¡”.

Y siempre y en todo, démosle gracias a Dios por la existencia de la democracia  y hagamos cuanto sea posible, y más,  porque la Iglesia la acoja  en su seno, desde los dicasterios curiales, hasta las más humildes parroquias, con activa participación igualitaria de laicos y laicas.

Y que conste que hay personas, que precisamente por  lo de “la gracia de Dios”, no pueden tener “vida privada. Toda ella es –ha de ser- pública. Hoy, a muy poco se le puede calificar de “privado”

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