La resignación de los extremeños no es una virtud Nadie puede entender que el Monasterio de Guadalupe siga perteneciendo a Toledo

Nuestra Señora de Guadalupe
Nuestra Señora de Guadalupe

"Nunca he podido entender la resignación de los extremeños con las injusticias y agravios que se producen en nuestra región, en todos los órdenes"

"Ya hace años se creó la Asociación Cívica Extremeña Virgen de Guadalupe, “GUADALUPEX”, cuyo objetivo es conseguir que Nuestra Señora Santa María de Guadalupe pase a formar parte de la Provincia Eclesiástica de Extremadura"

"En las reuniones con el arzobispo de Mérida-Badajoz nos ha parecido bien que se declarara al Monasterio de Guadalupe, Santuario Pontificio, para que pase a depender directamente del Papa"

"Es necesario que los obispos de la Provincia Eclesiástica de Extremadura se reúnan con el arzobispo de Toledoo me cabe la menor duda que si esto se hiciera, el problema quedaría resuelto"

Nunca he podido entender la resignación de los extremeños con las injusticias y agravios que se producen en nuestra región, en todos los órdenes, baste recordar algunos de los ejemplos más significativos como es el del tren, por todos conocidos, y que es una vergüenza, también hay que señalar la inasistencia de una autovía que una Cáceres y Badajoz, y así podríamos seguir enumerando otros muchos ejemplos. Pero esto, no solo se da en el orden civil, sino también en el eclesiástico, que es el objeto de las siguientes reflexiones.

Ya hace años se creó la Asociación Cívica Extremeña Virgen de Guadalupe, “GUADALUPEX”, cuyo objetivo es conseguir que Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, declarada por el Papa San Pio X, en 1907, Patrona Principal de toda la región de Extremadura, pase a formar parte de la Provincia Eclesiástica de Extremadura, ya que no tiene ningún sentido y es una sinrazón que siga perteneciendo a la archidiócesis de Toledo, en el territorio civil de la Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha, lo que constituye un sinsentido y vulnera el deseo justo de los extremeños, tanto desde el punto de vista religioso, como en un plano social, sentimental y espiritual.

Guadalupex
Guadalupex

Todas las instituciones, civiles religiosas y eclesiásticas demandan que desaparezca este anacronismo histórico, reminiscencia y reliquia del poder feudal del pasado.

El Gobierno y el Parlamento de Extremadura, haciéndose eco de la petición unánime de los ciudadanos, en febrero del 2010, hizo una Declaración Institucional en la que “desde el más profundo respeto a la autonomía de la Iglesia Católica, manifiesta su expreso apoyo a que el monasterio de Guadalupe dependa de una jurisdicción eclesiástica con sede en el territorio extremeño, del que es referente y símbolo de identidad”.

En las reuniones con el arzobispo de Mérida-Badajoz, Mons. D. Celso Morga, que se ha implicado mucho en esta demanda, nos ha parecido bien, que para evitar complicaciones de carácter jurisdiccional, se declarara al Monasterio de Guadalupe, Santuario Pontificio, para que pase a depender directamente del Papa.

Esto no es algo nuevo, ya que hay que recordar que los jerónimos consiguen de la Santa Sede en 1395 la prerrogativa de la administración de todos los sacramentos y el Papa Eugenio IV, en 1443, concede el privilegio de poder absolver a los peregrinos de aquello que el Derecho reserva a los obispos.

Estas exenciones de cualquier autoridad diocesana, incluida la de Toledo, en lo referente a la administración de sacramentos, permaneció hasta la exclaustración en el año 1835.

Nadie puede entender que el Monasterio de Guadalupe siga perteneciendo a Toledo, cuando decir Guadalupe es decir Extremadura, y por ello 8 de septiembre, festividad de la Virgen de Guadalupe, fue el motivo determinante para elegir esa fecha, como la más apropiada para la celebración del Día de Extremadura, “por su arraigo popular y por la dimensión histórica y cultural que representa”.

Creo que no hay que dilatar más en el tiempo la solución a este problema, y para ello es necesario que los obispos de la Provincia Eclesiástica de Extremadura se reúnan con el arzobispo de Toledo, D. Francisco Cerro, que, por cierto, también en su día y en reiteradas ocasiones, como consta en distintos medios de comunicación social, se unió a esta demanda, es decir, que el Monasterio de Guadalupe pasara al ámbito jurisdiccional de Extremadura.

No me cabe la menor duda que si esto se hiciera, el problema quedaría resuelto, y se buscaría una solución a corto plazo. Lo que no puede ser, es que este asunto se dilate más tiempo.

Espero y deseo que la justa demanda de todos los extremeños, sea acogida con la atención debida, por todos los que tienen responsabilidad en esta solución.

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