Todos van hacia él, ¿iremos nosotros también? Es tiempo de caminar

Navidad
Navidad

"Nació aquel que es Camino, el amigo de tantos que caminaron tras sus huellas buscando al menos tocar su manto, el maestro que nos enseñó a muchos a caminar"

"Cuán difícil es para nuestra razón humana comprender o si quiera creer, que un Dios 'todo poderoso, creador de lo visible e invisible...' quisiera hacerse hombre, ser mortal"

"Si hay camino, se trata de un camino que se mueve y nos mueve, de un camino que se hace al andar y que siempre ha existido"

"¿Será que yo voy en camino? ¿será que la Iglesia va en camino hacia el portal? ¿después de más de dos milenios vale la pena llegar a conocer un recién nacido?"

"Ahí van Melchor, Gaspar y Baltazar; los pastores con sus ovejas; los animales del desierto y algunas aves; las mujeres con sus niños; los pobres hambrientos; los migrantes perseguidos; las prostitutas y leprosos; Todos van hacia él, ¿iremos nosotros también?"

Nació aquel que es Camino, justo después de un largo caminar de sus padres cumpliendo el mandato de sumarse a la estadística, nació un caminante que haría grandes recorridos junto con muchas personas, el amigo de tantos que caminaron tras sus huellas buscando al menos tocar su manto, el maestro que nos enseñó a muchos a caminar, el primogénito que a su vez es el principio y fin de todo caminar, nació Él Verbo.

En este tiempo corto pero fundamental, la navidad nos debe llevar a la contemplación de ese misterio que intentamos expresar con palabras pero quenadie puede terminar de abarcar por más sabio y entendido que crea ser, “Y la palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros” (Jn 1,14a).

Misterio

Cuán difícil es para nuestra razón humana comprender o si quiera creer, que un Dios “todo poderoso, creador de lo visible e invisible...” quisiera hacerse hombre, ser mortal, pasar por todas las dificultades que pasa un ser que depende de otros, nacer, crecer y morir. ¿En qué cabeza cabe eso de la encarnación?

Pero volvamos al asunto del camino, al fin y al cabo, los reyes magos aún no han llegado y van caminando hacia el portal junto con algunos pastorcillos que seguro se han encontrado de camino, ¿será que yo voy en camino? ¿será que la Iglesia va en camino hacia el portal? ¿después de más de dos milenios vale la pena llegar a conocer un recién nacido?; les pido me disculpen la cantidad de preguntas, pero creo que todo este asunto inabarcable me suele dejar más interrogantes que certezas.

“Caminante, son tus huellas/El camino y nada más;/Caminante, no hay camino, / Se hace camino al andar. /” escribió alguna vez Machado, un grito a la autonomía, a la vida misma, una oda a la libertad; sin embargo, Jesús es el camino y, por tanto, deberíamos decir que, si hay camino, aunque este camino sea el mismo y uno distinto para cada uno pues la relación con Jesús inicia con un encuentro personal con Él, se trata de un camino que se mueve y nos mueve, de un camino que se hace al andar y que siempre ha existido incluso antes de ser transitado, estamos destinados a Él pero somos libres de optar, somos libres de caminar.

Cortázar escribió instrucciones para subir una escalera dentro de su Historia de Cronopios y Famas y allí explicó con claridad algo que parece completamente lógico pero que no tenía un manual claro para hacerse. Así mismo, en más de dos mil años muchos hemos escrito algo sobre el Camino, sobre seguir a Jesús; sin embargo, como bien lo describió Fray José de Jesús Sedano en su Parábola del buscador, “Se han realizado grandes estudios al mapa, pero pocos han emprendido el camino”.

Encarnarse obligó a Dios mismo a sufrir como cualquier ser humano, a pasar por la debilidad, a sentir sed, a ser injuriado y otras tantas desdichas propias de las personas que se toman enserio su humanidad y comprenden que la dignidad no puede darse en soledad y mucho menos cuando el otro, el prójimo, vive en condiciones de indignidad. Jesús caminó por este mundo “haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el Diablo” (Hch 10,38) enseñándonos de esa manera a transitar, mostrándonos como Él mismo es El Camino.

Ahí van Melchor, Gaspar y Baltazar; los pastores con sus ovejas; los animales del desierto y algunas aves; las mujeres con sus niños; los pobres hambrientos; los migrantes perseguidos; las prostitutas y leprosos; Todos van hacia él, ¿iremos nosotros también?

Primero, Religión Digital

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