"Y Zornoza continuaba gritando: 'NOOOO. CARITAS ES EL OBISPOOO'"
"Ceses, despidos de trabajadores de Caritas y de otras áreas del obispado, más desahucios, expulsiones de religiosas de colegios y otras obras y todo lo que ha ido saliendo estos años en la prensa. Bueno… Y lo que habrá y no salido..."
Yo solo estuve un curso como director diocesano de Cáritas de Cádiz y Ceuta. Nada más llegar al obispado, sacerdotes y seglares solían advertirme: ten mucho cuidado con las cosas que te plantee el obispo, quiere controlarlo todo, tratan a todo el mundo mal, incluso me llegaron a decir: “sal en cuanto que puedas de aquí”.
No sé si eso será normal en todas las diócesis, estoy convencido de que no. He tenido otras experiencias de trabajo con la jerarquía eclesial y nunca nadie anteriormente me dijo “ten cuidado con los obispos”. Sin embargo, con el obispo de Cádiz la gente te advertía constantemente.
En sus apariciones públicas Zornoza ponía cara de buena persona, girando el rostro hacia un lado y con palabras y tono de voz suave. En privado gritaba y aporreaba la agenda cuando alguien cuestionaba cualquier decisión suya.
Su idea de iglesia era hacer lo que él dijera y los demás éramos ayudantes obedientes y sumisos. Por ejemplo a mí me decía gritando: “¿quién es para ti Cáritas?”. Yo respondía: “Cáritas es la Iglesia”. Y el decía “NOOOO ¿QUIÉN ES CÁRITAS?” Y yo decía “… pues Cáritas son los pobres que hacen colas en las parroquias, los voluntarios que intentan ayudarles, la pobre señora que saca un euro de su presupuesto y lo da en un cepillo de una parroquia….” Y él continuaba gritando “NOOOO. CARITAS ES EL OBISPOOOO”.
Un día me llamó para pedirme que mediara con una familia que estaban de inquilinos en un piso del obispado y debían varios meses de alquiler. Cuando me reuní con la familia averiguamos que las cosas le iban económicamente mal y por eso se habían atrasado en los pagos. Ellos solicitaban que el obispo les rebajara el alquiler temporalmente y/o les perdonara una parte. Después de varias reuniones, el obispo-arrendador cada vez era más inflexible: “les perdonaré lo que deben solo si se van”. Aceptaron y tuvieron que abandonar el piso.
Luego empezó a plantear su idea de que Caritas tenía mucho dinero y el obispado poco. Que su objetivo era sanear las cuentas para que, cuando él se fuera, el obispo que entrara le agradeciera su labor. Por tanto teníamos que contribuir con los gastos que él como obispo me planteara: un alquiler de un edificio que en realidad pertenecía a Caritas, una auditoría del obispado, una obra… y otras ocurrencias de su maravilloso equipo económico. Y a partir de ahí mis reuniones con el obispo Zornoza todas fueron de desencuentro.
Para mí no era difícil llevarle la contraria, la verdad, porque él no ocultaba para nada ni su hipocresía, ni su prepotencia. Por ejemplo en cierta reunión, no con poca gente, planteó lo siguiente: “tenemos que buscar herramientas para la Nueva Evangelización. Nuevas formas de llevar la fe a las personas. Y una de estas herramientas puede ser dar mayor publicidad a todo lo bueno que hacemos desde la Iglesia”. (Eso si le preocupaba mucho… que todo se viera. Los pobres le importaban poco, pero la publicidad mucho). Y luego continuaba: “porque en los medios de comunicación solo se ven las cosas malas de la Iglesia y las buenas no salen. Por ejemplo yo he ido a comer en Navidades con los presos de la cárcel y eso casi no ha salido en los medios”. Y termina su reflexión, diciendo con toda naturalidad: “entonces yo me pregunto: si no sale en la prensa ¿para que voy?”.
En mi primer curso de director de Cáritas me cesó, con todas mis ganas e ilusión por el trabajo, voluntario por supuesto, de Caritas. Me cesó y cambió los estatutos para que no pudiera entrar otro como yo, que le cuestionara algo. Cuando me lo comunicó le dije “yo me siento libre, no estoy aquí por ningún interés personal, yo estoy aquí porque Dios me ha traído”. A lo que el me contestó “Si, Dios te habrá traído, pero yo te he nombrado”.
A partir de ahí: ceses, despidos de trabajadores de Caritas y de otras áreas del obispado, más desahucios, expulsiones de religiosas de colegios y otras obras y todo lo que ha ido saliendo estos años en la prensa. Bueno… Y lo que habrá y no salido.
Cuando me cesaron envié un comunicado diciendo lo que había ocurrido. Contarlo es el mejor servicio que hago a la verdadera Iglesia. He hablado a pesar de haberme intentado callar de muchas formas: “no digas nada porque la gente ya no va a confiar en Cáritas”, “ tú tienes razón pero es que se trata del obispo y hay que hacer lo que él diga” ,“la Iglesia no es una democracia”; “comprendo que estés dolido pero hay que perdonar”…
Y eso es lo grave: que no se pueda hacer nada. Que no exista en la Iglesia ningún recurso para corregir esa situación. Que se asuma la idea general de que hay que obedecer por el simple hecho de que es el obispo, el catequista o el párroco. Esto me resulta increíble en pleno S. XXI y después de 50 años de democracia.
Y eso es lo grave: que no se pueda hacer nada. Que no exista en la Iglesia ningún recurso para corregir esa situación. Que se asuma la idea general de que hay que obedecer por el simple hecho de que es el obispo, el catequista o el párroco. Esto me resulta increíble en pleno S. XXI y después de 50 años de democracia
Y como hablé, diciendo lo que yo viví, entonces el Sr Obispo Don Rafael se sintió atacado por mí. El obispado envió un comunicado pidiendo auxilio y algunos curas en la homilía de ese domingo pidieron el apoyo de los feligreses ante el grave ataque que estaba sufriendo la iglesia. Además, solicitó el apoyo de grupos eclesiales como los del Camino Neocatecumenal, los Hogares de Nazaret y algunos más que le firmaron públicamente todo su apoyo al señor obispo. Sin comentarios.
Por otro parte, en esta etapa de mi vida, como en otras, también he podido conocer personas luchadoras, cristianas y valientes que no se han plegado a pesar de perder su trabajo, su ministerio, su casa o su negocio. Rafael Vez, Antonio Casado y otros sacerdotes y religiosas, el grupo Cristiano de Reflexión y Acción, que con tanto cariño a la iglesia han dicho siempre todo lo que han tenido que decir, los sacerdotes que se han retirado cansados y sin fuerzas por culpa del obispo, los que se han salido, las religiosas y seglares que lo ha padecido y luchado…
Me acuerdo de mi amigo Carlos González, exadministrador diocesano de Cáritas, que fue cesado en su cargo, al igual que muchos, simplemente porque no era el tipo de persona que dijera sí a todo. Carlos luchó para que la iglesia nos escuchara y murió con la sensación de no poder hacer nada.
Ahora Zornoza está pendiente del juicio canónico , no sé que pasará con su denuncia tan grave de abusos sexuales, lo que si sé es que sus “amigos” están recogiendo firmas para apoyarlo y no salgo de mi asombro. ¿Como se puede firmar un apoyo de algo tan grave sin saber lo que ha ocurrido? ¿Os habéis planteados lo que puede suponer para esa víctima, si resultase que eso es verdad, el que públicamente estéis apoyando al abusador? ¿Alguna vez habéis vivido una situación parecida, en alguien de vuestra familia por ejemplo?