Las religiones reivindican su papel en una cumbre por una “diplomacia de la esperanza” en Roma
Explorar puntos de encuentro entre religión, diplomacia y diálogo para construir caminos hacia un mundo más pacífico fue el objetivo analizado por los participantes en la conferencia organizada por el Centro Internacional para el Diálogo, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y el Consejo de Líderes Musulmanes Europeos
(Vatican News).- En un contexto global marcado por crecientes tensiones geopolíticas, inestabilidad y polarización, la religión muestra una naturaleza políticamente ambivalente. Por un lado, numerosos conflictos y nuevas tensiones se presentan como motivados por la religión; por otro lado, se está verificando un desarrollo de una nueva era de solidaridad interreligiosa, tanto a nivel local como internacional. Precisamente teniendo en cuenta esta complejidad, se llevó a cabo la conferencia internacional “Religión y Diplomacia” en el Centro de Conferencias del Augustinianum de Roma.
“Lo que falta en el contexto internacional actual, y en muchos ámbitos, es una verdadera cultura de respeto mutuo. Por lo tanto, es esencial que los líderes religiosos demuestren unidad y promuevan cada vez más el diálogo con los líderes políticos. Porque es necesario evitar que la situación internacional empeore hasta un punto sin retorno. Y es necesario actuar de prisa”, indicó el secretario general de KAICIID, Antonio de Almeida-Ribeiro, un veterano diplomático portugués, quien fue embajador ante la Santa Sede en 2013. Ilustrando los objetivos de la conferencia, de Ameida-Ribeiro precisó que, si bien el diálogo debe ser promovido por los líderes religiosos y políticos, este no puede lograrse sin la contribución de la sociedad civil: “Estamos convencidos de que los líderes religiosos, con su influencia en sus comunidades, desempeñan un papel crucial a la hora de inculcar el respeto mutuo y el deseo de paz”.
Un momento de la conferencia en el Augustinianum
El objetivo principal de la conferencia fue explorar los puntos de encuentro entre la religión, la diplomacia y el diálogo, analizando su interacción dinámica para responder a los desafíos globales contemporáneos y construir caminos hacia un mundo más pacífico y armonioso. En los últimos años, responsables políticos y quienes toman decisiones a nivel internacional han reconocido cada vez más que los complejos desafíos sociales, políticos, económicos y culturales de nuestro tiempo pueden beneficiarse de la profundidad de pensamiento, las intuiciones y la sabiduría propias de las tradiciones religiosas y de fe. En este sentido, el papel de los líderes religiosos es relevante no solo a nivel espiritual, sino también diplomático.
La unidad que atemoriza a la política
El verdadero desafío para los hombres de fe es la necesidad de encontrar un terreno común para el diálogo con los responsables políticos. “No podemos simplemente pensar que podemos coexistir en mundos paralelos. Por lo tanto, es a través del pueblo, entendido como comunidad de ciudadanos y comunidad de fe, que se pueden encontrar caminos accesibles para los gobiernos y los líderes religiosos”, observó el rabino jefe de Basilea, Elimelech Vanzetta, representante de la Conferencia Europea de Rabinos, quien admite abiertamente que los gobiernos pueden ver con temor el diálogo interreligioso: “Como grupos religiosos que dialogan, vemos constantemente que los puntos en común superan con creces los que nos dividen. Y esto conduce a una unidad que puede atemorizar a los actores políticos, porque donde hay unidad, no hay espacio para la conquista ni la explotación”.
Los intentos de instrumentalizar las religiones para desviar la atención de las verdaderas causas de las crisis internacionales o de las tensiones locales se siguen presentando
Romper los estereotipos
A pesar de que los líderes religiosos han reiterado que el uso de la violencia en nombre de Dios es una aberración y que un profundo deseo de paz debe reinar entre todos los hombres y mujeres de fe, los intentos de instrumentalizar las religiones para desviar la atención de las verdaderas causas de las crisis internacionales o de las tensiones locales se siguen presentando. Respecto a Occidente, y en particular a Europa, el imán Yahya Pallavicini, presidente del Consejo Europeo de Líderes Musulmanes, señaló que “rabinos e imanes, como representantes de las minorías musulmana y judía, deben procurar desempeñar conjuntamente un papel de mediación y fraternidad”. Una fraternidad humana, explicó, que debe expresarse a través de una diplomacia interreligiosa, “que significa saber mediar para apaciguar los corazones y construir caminos de paz que comiencen con la comprensión y el respeto mutuos”.
Por una diplomacia de la esperanza
Una referencia directa a la visión del Papa Francisco, quien ha instado repetidamente a una verdadera “diplomacia de la esperanza”: una diplomacia basada no en cálculos estratégicos ni intereses a corto plazo, sino en la valentía moral de buscar la paz donde otros solo ven conflicto y de construir puentes donde otros levantan muros. Una perspectiva -reiteran los organizadores de la Conferencia en el Augustinianum- que interpela tanto a líderes religiosos como políticos, llamándolos a rechazar la indiferencia y las contraposiciones para convertirse en artesanos de la reconciliación, la justicia y el cuidado de los más vulnerables.
