Hacer turismo en un país islámico durante el mes sagrado De viaje al Ramadán

Cualquier mes es bueno para viajar, pero si este año escogemos el noveno mes del calendario lunar, también conocido como agosto, y en el horizonte de nuestro destino podemos distinguir los minaretes de las mezquitas, entonces habremos escogido un mes muy especial para la cultura islámica, el mes sagrado, el Ramadán. Lo cuenta Miriam López Fernández en El Norte de Castilla.

Esta celebración, que comenzó el 1 de Agosto y acabará el próximo día 30, tiene lugar en países como Turquía, Egipto, Marruecos, Arabia Saudí, Jordania, Líbano, Siria, Indonesia, entre otros. Se trata de un periodo de recogimiento para ensalzar valores como la paciencia, la generosidad o la humildad. Durante todo el mes, hombres y mujeres dejan de comer, beber, fumar, perfumarse o mantener relaciones sexuales desde la salida del sol hasta el ocaso.

El turista que decide viajar en el Ramadán está exento de cumplir estas normas aunque no debería descuidar conocerlas e intentar respetarlas procurando ser discreto a la hora de comer, beber o fumar en público. Además, tener conciencia de los pequeños cambios que las ciudades experimentan a causa de esta tradición puede ayudar a disfrutar del viaje.

Los días de Ramadán se escapan de la rutina. Aunque en las ciudades grandes es más complicado encontrar dificultades como turista, pues restaurantes, comercios y otros negocios no varían sus horarios - incluso son más amplios, pues están abiertos hasta la media noche-, en los pequeños núcleos el ambiente es totalmente diferente y podría ser complicado encontrar un lugar para comer al mediodía.

Es conveniente informarse de los horarios de los bancos, estaciones o autobuses, pues, en ocasiones, sufren alteraciones. Los museos abrirán a la misma hora pero el cierre puede adelantarse ya que con la desaparición del sol, los empleados se apresuran en llegar a sus casas y reunirse con sus familias para romper el ayuno.
Aquellos que prefieran viajar durante este mes podrán disfrutar a fondo de la cultura y tradición islámica, cambiante según el país. El descenso de turistas, de grupos grandes y de vendedores ambulantes puede ser una ventaja para los que prefieren un ambiente más tranquilo. Los puestos callejeros para disfrutar de platos típicos, como la harira en Marruecos, la chorba en Túnez o los dulces del Ramadán, son otra ventaja de escoger esta fecha.

Damla, una joven turca, cuenta que vivir el Ramadán en Estambúl es toda una experiencia. Se preparan actividades especiales como juegos de luces en los monumentos, conciertos o calles con comida especial. "Hay una calle sólo en el Ramadán que vende comida de 11 de la noche a 2 de la madrugada", asegura.

Además, confiesa que durante el día puedes encontrar a la gente malhumorada. "Debido al ayuno, la gente está más estresada de lo normal y, a veces, pueden contestarte de malas formas", dice, aunque, añade, "no debes ofenderte, solo hay que comprender que no han comido ni bebido durante todo el día". Por la misma razón, también aconseja precaución a la hora de conducir, sobre todo cuando se acerca la hora de su primera comida.

La tradición de celebrar este mes en familia unida a las fechas veraniegas está suponiendo para muchos países un descenso tanto en el turismo local como el que llega de otros países musulmanes. Un bache en el sector que intentan mitigar programando actos especiales para promocionar el Ramadán. Así, por ejemplo, en Egipto, han propuesto el Festival Fawancees, que incluye desfiles nocturnos por el Nilo, conciertos, ferias gastronómicas y comidas populares.

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