Amigas, compañeras, hermanas

Amigas, compañeras, hermanas

Hay quienes desearían

acallar el rumor creciente

de voces y vientos y olas

y verdes brotes emergentes.

Hay quienes intentan

cerrar las sendas con cercas

y cancelas blindadas

y muros y alambradas.

Hay quienes pretenden

contener los anhelos,

esposar tantas manos alzadas,

prohibir las rosas moradas.

Hay quienes desean

mantener la mente, el arte,

la ciencia y la poesía inaudibles,

en un territorio oculto e invisible.

Pero nadie puede contener  

la fiesta, el júbilo del encuentro,

la efervescencia de la espuma

y la primavera que rezuma.

Nadie puede impedir

que se derriben las vallas,

que se abran las ventanas,

que se corten las ligaduras inhumanas.

Nadie puede poner

un cerco a los sueños, detener

el alma y la memoria como aliadas,

prohibir las desafiantes miradas.

Nadie puede detener

la belleza de sus causas,

el triunfo de la entera verdad,

la frente alzada de la dignidad,

de mis queridas amigas,

compañeras, hermanas…

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