Del cartel xenófobo de VOX a las colas del hambre de "mantenidos" de Ayuso Aporofobia en campaña: cuando los pobres se convierten en arma electoral

La Iglesia de Madrid, contra los carteles xenófobos de VOX
La Iglesia de Madrid, contra los carteles xenófobos de VOX

Estaría de más decir que en una democracia, que proclamamos consolidada, estos hechos deberían ser muy marginales, rechazados por la sociedad en su conjunto y penados en su caso, cuando provocan amenazas y agresiones reales

Para que el miedo se transforme en rechazo es necesario un proceso mental que elimine la empatía  y la compasión. Ese proceso lo facilitan algunas ideologías, sobre todo la neoliberal y la de ultraderecha

La palabra Aporofobia significa, según el diccionario de la RAE: Fobia a las personas pobres o desfavorecidas. Es un término muy reciente, que ha creado Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, uniendo los términos griegos áporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico). Adela dice que no molestan las personas extranjeras por el hecho de serlo (como futbolistas, inversores financieros, artistas famosos, cantantes…) sino quienes son pobres y, por eso, provocan en la población rechazo, aversión, temor y desprecio.

Aporofobia en campaña

Para que el miedo se transforme en rechazo es necesario un proceso mental que elimine la empatía  y la compasión. Ese proceso lo facilitan algunas ideologías, sobre todo la neoliberal y la de ultraderecha, y se impulsa cuando apunta a los pobres y marginados como los responsables de su pobreza a causa de su indolencia. Por lo tanto, el resultado es evidente: los pobres son percibidos como una amenaza. Culpabilizarlos destruye la posible empatía e, incluso, favorece que se les ignore y acose de forma habitual.

Estaría de más decir que en una democracia, que proclamamos consolidada, estos hechos deberían ser muy marginales, rechazados por la sociedad en su conjunto y penados en su caso, cuando provocan amenazas y agresiones reales.

También deberían recibir las condenas correspondientes por las fake news, que cada día son más habituales en los discursos de algunos medios de (des)información, políticos o tertulianos, con respecto a los emigrantes, las personas marginadas y los distintos grupos que se alían a ellos, para acogerles y ayudarles a salir de su exclusión. Como ya se hizo en la Alemania nazi, el repetir una mentira de forma constante (sabiendo además que no es cierta), se termina transformando en una verdad para la gente desinformada.

Existen redes alternativas, asociaciones, medios de transparencia, personas que desmienten constantemente estas falsas noticias, con datos fiables, contrastados, objetivos. Pero, por desgracia, se llega a muy poca gente y, aunque quienes las propagan se ven contra las cuerdas en muchas ocasiones, su respuesta es el silencio, o salen por la tangente, pero jamás desmienten lo que han proclamado por activa y por pasiva, quedando así grabado el discurso del odio en las mentes de las personas afines que siguen sus programas e intervenciones.     

En estos días han surgido dos noticias que demuestran la aporofobia existente, en algunos partidos y dirigentes políticos, que compiten en la campaña electoral de la Comunidad de Madrid. Una de ella son los carteles que ha puesto VOX en diversas marquesinas de la capital, culpando a los menores no acompañados (menas) de vivir a cuerpo de rey del dinero público, mientras que algunos jubilados cobran pensiones de miseria.

Ayuso
Ayuso

El tema de los menas es recurrente en su estrategia política y, en concreto, ha aumentado en esta campaña. Se han desmentido en muchas ocasiones por distintas asociaciones sus informaciones con datos oficiales, pero no hay manera, los dirigentes de este partido siguen mintiendo descaradamente. En esta ocasión más de 200 organizaciones, entre las que se encuentra la Mesa de la hospitalidad de la Iglesia de Madrid, han denunciado esta falsedad y manipulación de las cifras, recurriendo a la Fiscalía por si se estuviera cometiendo un delito de odio.

La otra noticia es la declaración de Isabel Ayuso en un mitin llamando “mantenidos subvencionados” a las personas que están en las llamadas “colas del hambre”, que existen desde hace años pero que han aumentado, sobre todo, desde el inicio de la pandemia el año pasado. Si no fuera por las organizaciones que están paliando este drama con la solidaridad de mucha gente, y sin recibir ningún apoyo de la Comunidad, el problema sería mucho mayor, dramático.

Esta afirmación, además de desafortunada e inmisericorde, significa una absoluta falta de empatía con las miles de personas que hoy, en Madrid están pasando hambre, por lo que se ven obligadas a pasar vergüenza pidiendo algo para poder dar de comer algo a sus familias. La libertad es el lema de su campaña. Pero, como decía comprometida y sabiamente Pedro Casaldáliga: “La libertad con hambre es una flor encima de un cadáver”.

Mientras se suceden estas noticiastan deplorables, que denunciamos con todas nuestras fuerzas, muchas personas seguimos trabajandopor la acogidaa los refugiados y la solidaridad con los grupos que dan de comer día tras día y con la gente que lo necesita, entre otras muchas realidades injustas que sufre, cada día, la población más vulnerable y excluida de nuestra capital. 

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