Lágrimas amargas (salmo 55)

Lágrimas amargas (salmo 55)
Lágrimas amargas (salmo 55)

Tú, mi Dios, Padre y Madre de toda bondad,

me has acompañado durante toda mi vida.

Conoces todos mis pasos,

mis huidas, mis silencios, mis vacilaciones,

mi egoísmo, mis alegrías y mis sufrimientos.

Recoge en la cuenca de tus manos

todas las lágrimas amargas que han surcado mi rostro.

Pero, sobre todo, acepta y transfigura

las lágrimas de quienes han experimentado

una vida de dolor, de desesperación, de exclusión.

Esas lágrimas sí que son valiosas,

son las que nos invitan a cambiar,

a dar un vuelco a nuestra vida,

a conceder sentido a la existencia,

a esperar el perdón de quienes se lo ocasionamos.

A la luz de sus vidas y de su ejemplo,

confío en tu compasión, en tu ternura,

para llegar a vivir junto a ellos y ellas

en el país de la vida.

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