Soñamos, remamos

Soñamos, remamos
Soñamos, remamos

Soñamos. Soñamos.

A pesar de las pesadillas, del temor y el desasosiego

que nos provocan los monstruos despiadados

que nos persiguen de noche y a la claridad del día.

Caminamos. Caminamos.

Aunque siembren de nuevo zarzas y abrojos

en las sendas abiertas por tantas manos

que derribaron los muros de lo prohibido.

No desfallecemos. No desfallecemos.

Aun cuando siembren de mentiras y rechazos

hacia las conquistas y éxitos trascendentales,

sobre la igualdad, que tanto esfuerzo cuesta hacer costumbre.

Sonreímos. Sonreímos.

Con creatividad, humor e ironía, ante tanta falsedad y rabia.

Porque nadie podrá impedir la cercanía de las brisas,

la fuerza del viento contra la violencia y la cobardía.

Sentimos. Sentimos.

No obstante los gritos de odio y desprecio.

La sensibilidad, el ardor, la conmoción, el afecto.

La lucha conjunta, la tristeza y la alegría compartidas.

Remamos. Remamos.

Ante olas gigantes en un mar embravecido.

Sabemos de naufragios y llegadas a buen puerto.

De navegaciones en días calmos y agitados.

Pese a todo, seguimos tras la luminosidad del faro

de quienes nos precedieron y de quienes siguen navegando.

Y por eso soñamos, caminamos, no desfallecemos, sonreímos,

sentimos y remamos juntas hacia un único horizonte

que no nos pueden arrebatar, el de todas y todos, el nuestro.

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