Vulnerabilidad

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Vulnerabilidad

«“Te basta mi gracia, pues mi poder triunfa en la debilidad”… Cuando me siento débil, es cuando soy más fuerte» (2Cor 12,9-10)

Cuando se vislumbran las propias fuerzas que tiene una sola persona ante el océano sin márgenes de problemas y sufrimientos de la humanidad y de la naturaleza, nos sentimos impotentes, frágiles, diminutos.

A Dios no hay que buscarle en la estratosfera, en los espacios intersiderales, sino dentro de nosotros mismos, en los demás, en el mundo que nos rodea. Todo es imagen y transparencia suya. Por eso, a pesar de nuestra fragilidad, poseemos, estamos dotados de una fuerza, de una energía inimaginable.

Hay que sondear, no obstante, para dar con ella, para llegar a su entraña, para darla a conocer, para poder transformar con esa fuerza las estructuras de opresión y exclusión de los seres humanos, de explotación y saqueo de los recursos de la tierra.

Si llevamos dentro tal energía nuclear, solo tenemos que hacerla producir, sacarla fuera, entretejerla con otras redes, con otros elementos nucleares de otras personas para que se convierta en una fuerza incontenible. Todo a partir de nuestra debilidad, con humildad, pero con el Espíritu que nos habita, sostiene e impulsa.

«Dios de las galaxias, de las nebulosas,

de los agujeros negros, de las estrellas,

de la luz y la oscuridad,

del firmamento y la tierra firme, dime:

¿qué somos nosotros,

una ínfima mota de polvo

en un pequeño grano de la Vía Láctea,

para que pienses en nosotros,

para que nos cuides con tanto cariño,

para que te desvivas por cada uno de nosotros?

Somos tan poquita cosa

comparados con la inmensidad que nos rodea:

como una sombra, un soplo, un instante.

Pero para el verdadero Amor

es locura, sinsentido,

disparate, desmesura.

Habitado por el Exceso amoroso,

te bendigo y me siento dichoso,

salgo a la calle feliz, exultante,

deseando comunicar algo

del tesoro inconmensurable

que me sostiene y me habita».                     

«Felices a quienes la debilidad de la enfermedad, de los años, de las dificultades de la vida, les han hecho madurar, crecer como personas y aprender que cuanto más humildes seamos, más se revitaliza el corazón con el amor, la sencillez y la ternura».

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