Bienaventuranzas del Encuentro

Felices quienes valoran el encuentro como un momento especial para dedicar tiempo al amigo, para charlar con la compañera, para abrazarse con la persona amada, para empatizar con quienes nos necesitan.

Felices quienes promueven el encuentro más que la separación, el tender puentes antes que el enfrentamiento, el diálogo abierto y sincero por encima de las diferencias.

Felices quienes ante la marginación, la opresión, la violencia, el abuso… se encuentran con otras personas para aportar ideas y trabajar unidas contra cualquier tipo de injusticia.

Felices quienes acompañan a la persona anciana que vive sola, a quien le han desahuciado o se encuentra en paro, a la mujer violentada… y en estos encuentros sienten cómo el corazón se llena de ternura y les humaniza.

Felices quienes rechazan los mensajes racistas y xenófobos y se dirigen al encuentro de tantos hombres y mujeres que llegan a nuestro país sin apoyo alguno, afligidos, sin recursos, perseguidos, y les dan consejo y amparo, cuidado y cobijo, ayuda y esperanza. 

Felices quienes dejan a un lado las prisas y agobios y dedican un tiempo a cuidar las relaciones íntimas, las conversaciones fecundas, el espacio necesario para encontrarse consigo mismos y volver a pasar a pasar por el corazón todo lo que les ha conmovido.

Felices quienes van por la vida con los ojos abiertos y encuentran a su alrededor señales de esperanza, motivos para la ilusión, retos a emprender, dignidad que devolver, alegría para motivar.

Felices quienes se encuentran para brindar, bailar y reír juntos, celebrando así la vida con sus gozos, pequeñas conquistas, situaciones dichosas, sensaciones satisfactorias, emociones compartidas.