Gestos que iluminan y alientan
En la vida hay circunstancias que no podemos evitar: nacer en una familia, en un país, ser alto o bajo, diestro o zurdo, adquirir una enfermedad congénita… pero sí que podemos modificar nuestro carácter, opiniones, actitudes, conductas…
Si decidimos ser negativos, lo veremos todo de color oscuro, como mínimo en tonos grises. Y de ahí provendrá nuestra conducta hacia los demás, los dictámenes que pronunciemos ante el comportamiento del otro, los prejuicios que mostraremos ante quien se muestre distante de nuestro parecer o sea diferente a lo que consideramos normal.
En cambio si nuestro carácter tiende a ser positivo, seremos constructivos, comprensivos, respetuosos, creativos, alegres y festivos y este talante se irradiará en nuestro entorno vital, entre las personas con quienes nos relacionemos, en el lugar de trabajo, de recreo, de compromiso social…
Hay un artículo de Eduard Sola que es magnífico, ayuda a reflexionar, alienta y nos ofrece estelas de esperanza en nuestra rutina y quehaceres diarios: https://elpais.com/espana/catalunya/2025-11-08/el-positivismo-vacio-de-las-tazas-de-mr-wonderful-no-va-a-impedir-que-nos-vayamos-al-traste.html
No os va a defraudar. Eduard nos dice que si vamos por la vida con los ojos y el corazón abiertos, podremos contemplar a nuestro alrededor, cada día, una serie de gestos, de detalles, de conductas, de hechos muy humanos, que no cambian las grandes instituciones, ni provocan grandes revoluciones, pero renuevan nuestro entusiasmo y ofrecen nuevos colores y sabores a nuestra existencia.
Los problemas, los sufrimientos, las enfermedades, las injusticias, las ausencias de tanta gente querida, hacen que esta forma de orientar nuestro comportamiento no sea siempre tan asidua como desearíamos. Pero si la tenemos presente e intentamos hacerla realidad, seguro que nuestra vida cambiará, la ilusión y la alegría volverán y se irán haciendo, a pesar de todo, más estables y duraderas en nuestro corazón.