Hoy simplemente deseo mostrar toda mi cercanía personal, mi solidaridad, mi afecto y
mi lucha permanente junto a las mujeres que sufren la violencia machista. A las que dedico este sentido poema, por si puede servir como un breve fulgor de sosiego y esperanza. Con mi profundo afecto por todas ellas, aquí en nuestro país, en todo el mundo.
El manantial de las lágrimasFue la última gota que derramó su inédita altivez
y que enjugó el manantial de las lágrimas.
No volvió su mirada hacia aquel ser
insensible, desalmado. El desprecio conquistó
una nueva plaza al tiempo y su quebranto.
Un fulgor en la mirada despejó
un desconocido e incierto amanecer,
que dejó atrás la cárdena, encallecida
noche del silencio y el espanto,
que habitaron durante demasiado tiempo
las tinieblas de la calle Olvido.