Para vivir no quiero

Para vivir no quiero
Para vivir no quiero

Para vivir no quiero

caminar por el filo del olvido,

sufrir el gélido viento de la indiferencia

ante el gemido de la sangre,

o la ausencia de ternura

en el fulgor extinto de mis pupilas.

Pues para vivir lo que deseo

es avanzar por la senda de la emoción,

agradecer el don inmerecido de la sorpresa

con la mirada detenida en el crepúsculo,

agradecer la presencia que me ofrece abrigo,

continuar sembrando estrellas en la oscuridad,

y mantener ardiente el anhelo del manantial

donde todo se remansa, todo se sacia.

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