Anhelos de salvación, vampiros adolescentes y Adviento

Patio Salesiano-Jesús Rojano
02 dic 2010 - 15:30

ADVIENTO quiere decir esperar al que ha de venir a salvarnos, al Enmanuel, el Dios-con-Nosotros. Nos cuesta sintonziar con los jóvenes porque no sabemos leer los signos de anhelos de salvación que se dan en sus gustos y búsquedas. Ese sentido tien esta carta, que he publicado en el Boletín Salesiano de diciembre. La dejo aquí por si a alguien le sirve...

De vampiros adolescentes

Queridos Vanessa y Jonathan:

Se escucha con frecuencia

que los adolescentes de hoy

ya no soléis leer nada,

que los libros y vosotros

tenéis poco que ver.

Sin embargo, semanas atrás,

tú, Vanessa, llevabas en la mochila

unos libros bien gordos,

que has devorado en pocos días.

Incluso alguna vez en clase

te han llamado la atención

por leerlos y no prestar a atención

a las explicaciones de las asignaturas.

Escritos entre 2005 y 2008,

llevaban títulos curiosos:

Crepúsculo, Luna Nueva,

Eclipse, Amanecer.

De los tres primeros hay películas.

Me contasteis que salían

vampiros, hombres-lobo

y amores de adolescentes

del típico instituto norteamericano.

¡Menuda mezcla!, pensé yo.

Y hasta vi alguna de las películas

para averiguar por qué esos libros

os han enganchado tanto.

Luego resultaba que no eran de miedo,

sino más bien románticas,

y de amores imposibles

entre una chica humana

y un vampiro “objetor de conciencia”,

ya que ni mordía ni mataba,

aunque, eso sí, su esfuerzo le costaba.

Por si fuera poco, hay otro enamorado de la chica, y éste,

para variar, es hombre-lobo.

¿Por qué tanto interés vuestro

en esta complicada historia?

Puede ser que por lo romántico

del amor imposible,

por la extraña mezcla

del bien y del mal,

del amor y del miedo.

Creo que también hay cierta dosis

de la fascinación por los vampiros,

por el vivir para siempre

aunque sea convertido

en una especie de monstruo.

Hace unos años,

a la gente de vuestra edad

le impresionaba oír cantar

a Freddy Mercury, del grupo Queen,

una letra que decía

Who wants to live for ever

(“¿Quién quiere vivir para siempre?”),

cuando todos sabían que le quedaban

pocos meses de vida a causa del SIDA,

entonces (era 1991) mucho más mortal.

Os fascina que Bella, la protagonista,

esté dispuesta a convertirse

en vampiresa

con tal de permanecer

con su vampiro-enamorado

para siempre.

Al final, no es tan extraño

que os lleguen estas cosas, porque son

los temas eternos del ser humano:

los límites entre el bien y el mal,

el deseo de amar,

sobre todo el amor,

romántico e imposible,

la capacidad de sacrificio,

el deseo de eternidad,

el deseo de trascender esta vida,

de acceder a lo maravilloso

y fascinante,

aunque sea lo fascinante-terrible.

Está visto que esas teclas de siempre

están también en vosotros.

A lo mejor la escritora de vampiros,

la tal Stephenie Meyer,

nos podía dar a educadores

y agentes de pastoral

unas pocas lecciones

de lenguaje adolescente…

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