Bautismo de Jesús: comentario de las lecturas


Domingo 7, fiesta del Bautismo de Jesús

Hech 10,34-38
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos. Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Mc 1,7-11
En aquel tiempo, Juan proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

MI COMENTARIO

La fiesta de este domingo cierra cada año el ciclo de Navidad. Jesús “se nos ha hecho mayor”. Su bautismo señala el comienzo de su misión pública. Dicen los exegetas (los expertos en interpretar la Biblia) que, probablemente, Jesús aceptó la llamada a la conversión de Juan e incluso fue discípulo suyo unas semanas; pero luego percibe a Dios de otra manera, como un Padre muy cercano (“Abba”) que va a establecer su reinado en favor de la humanidad (el “Reino de Dios está cerca”, se lee a continuación en Mc 1,15), y predica de otro modo. Los evangelistas subrayan esa diferencia (“Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo”, pone Marcos en boca de Juan) y nos muestran con signos quién es Jesús: los cielos rasgados indican que es mediador entre Dios y la humanidad, entre “cielo y tierra”; el Padre le envía (“Tú eres mi Hijo amado”) y el Espíritu le llena (“la paloma”).

El discurso de Pedro recogido en la segunda lectura cuenta cómo fue esa misión de Jesús con una frase que deberíamos meditar con frecuencia, pues dice quién era Jesús, qué hacía y por qué: Jesús de Nazaret, “ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo [puedes leer “por el mal”], porque Dios estaba con él”. Si Jesús hizo el bien a los necesitados, fue porque Dios estaba con él como Espíritu Santo. Si nos alejamos de Dios, no podemos hacer el bien al estilo de Jesús; pero, a la vez, solo si actuamos en favor de los pobres y oprimidos, podemos saber que nos mueve el Dios de Jesús, y no uno imaginado a nuestra medida. Así es la misión de Jesús y de sus seguidores: ni “activismo” sin Dios, ni “espiritualismo” sin amor al prójimo.

REFLEXIONA:
- Para ti, ¿quién es Jesús y por qué actuaba como lo hacía?
- Como bautizado/a, ¿participas de la misión de Jesús? ¿En qué se nota?
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