Breaking bad?


Breaking bad (“volviéndose malo, corrompiéndose”) es una serie de TV de Vince Gilligan, en 62 episodios y 5 temporadas, emitida entre 2008 y 2012. Breaking Bad narra la historia de Walter White, un profesor de Química de un instituto de Albuquerque (Nuevo México, Estados Unidos), casado y con un hijo adolescente discapacitado.
A sus 50 y pico años Walter descubre que tiene cáncer y que su escaso sueldo no le permite pagar su tratamiento ni dejar económicamente protegida a su familia para cuando falte.
Entonces sabe que la química le sirve para ganar dinero “fácil”. Comienza a fabricar (“cocinar”, según la jerga del mundillo) drogas de diseño, anfetaminas. Cambia radicalmente de vida, y se va metiendo en delitos cada vez más graves, con la lógica repercusión en su familia.
“Si no lo hago yo, ya lo hará otro”, es la excusa de Walter. En una escena clave, un avión se estrella y parte del equipaje cae sobre la piscina de los White. El realizador nos muestra un osito de peluche, destrozado. Luego sabremos que el avión ha caído por el fallo de un controlador aéreo, deprimido porque su hija ha muerto por una sobredosis de droga, la droga cocinada por White… Así pues, lo que hacemos mal es un boomerang: las consecuencias negativas acaban cayendo en nuestro jardín…
Pero el aviso llega tarde para el que se desliza por una pendiente hacia el mal, para el corrompido. Cualquier parecido con la realidad no es casualidad ni pura coincidencia, ¿verdad?
La serie ha tenido gran éxito por estos problemas éticos que nos plantea. Pero ha sido un arma de doble filo. Muchos espectadores acaban admirando (¿envidiando?) a Walter White. Don Bosco solía invitar a sus chicos (y a sus colaboradores adultos) a aprovechar la vida para hacer todo el bien posible. “Ya descansaremos en el paraíso”. Él nos diría que no nos volvamos malos ni corruptos, pues podemos ser felices siendo “buenos cristianos y honrados ciudadanos”.


(publicado en el Boletín Salesiano de marzo de 2015)
Volver arriba