No pienses todo el tiempo "quién soy yo", sino "para quién soy yo" (cf. ChV 286) Chernóbyl, la capitana Carola y la antropología del don

¿Por qué darse a los demás...? La antropología del don en el Sínodo de los Jóvenes 

Chernobyl-mineros

Presento este artículo que he escrito para el Boletín Salesiano de septiembre.

Es bien sabido que los jóvenes hoy no suelen consumir horas de televisión; pero sí series que suelen ver en diversas plataformas o descargan en su móvil. Durante casi unos 8 años la serie Juego de Tronos, por ejemplo, ha sido un fenómeno mundial.

Recientemente ha tenido gran éxito una miniserie de 5 capítulos de una hora sobre el accidente nuclear de Chernóbyl, ocurrido en abril de 1986 en la entonces República Soviética de Ucrania. Aparte de denunciar la red de mentiras que se teje en todo régimen totalitario, como era el soviético, la serie presenta el heroísmo de muchos hombres que murieron intentando paliar los efectos de la explosión nuclear.

Al principio muchos bomberos y soldados fueron engañados sobre el peligro que afrontaban y murieron a los pocos días debido a la radiactividad. Pero la serie presenta también a tres buzos que se ofrecieron voluntarios para vaciar el agua que inundaba la central, sabiendo que corrían peligro de muerte, y lo mismo sucedió con 400 mineros que cavaron bajo la central y arriesgaron su vida (unos 100 murieron poco tiempo después) y seguramente salvaron así a varios miles de personas.      

Hace poco, a primeros de julio, Carola Rackete, la joven alemana de 31 años que es capitana de un barco de la organización de rescate marítimo Sea-Watch, se hizo famosa al ser detenida por desobedecer la orden de no acercar a puerto a unos 70 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo.

Ambos casos plantean una pregunta que no deja indiferentes a la mayoría de los jóvenes: ¿Qué fuerza hace que una persona sea capaz de dar su vida o su libertad por los demás? Hace unos años la novela llevada al cine “La Ciudad de la alegría” respondía esa pregunta con un proverbio hindú: “Todo lo que no se da, se pierde”.

El papa Francisco defiende lo mismo en su exhortación Christus vivit. Un apartado lo titula “Tu ser para los demás”. En el n. 286, dice así:

Estas preguntas tienen que situarse no tanto en relación con uno mismo y sus inclinaciones, sino con los otros, frente a ellos, de manera que el discernimiento plantee la propia vida en referencia a los demás. Por eso quiero recordar cuál es la gran pregunta: «Muchas veces, en la vida, perdemos tiempo preguntándonos: «Pero, ¿quién soy yo?». Y tú puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida buscando quién eres. Pero pregúntate: «¿Para quién soy yo?». Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que seas también para los demás, y puso en ti muchas cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no son para ti, sino para otros.

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