En la novela de Javier GarcíaL'Alpe d'Huez un ciclista en sus últimos años, al que todos dan ya por hundido, apodado "El Jabato", se escapa desde el primer puerto en una etapa alpina en que se suben La Croix de Fer, el Télégraphe, el Galibier y L'Alpe D'Huez.
Corre solo toda la etapa y es pillado por el grupo de los líderes en la misma meta, pero claro, como es una novela (¡¡SPOILER!!)... acaba bien y él gana por un manillar.
Alberto Contador, a 7 minutos en la general del Tour de 2017, hoy ha intentado lo mismo que El Jabato, en los mismos puertos (faltaba el último, porque los franceses han preparado un Tour más suave a ver si ganaba un tal Bardet).
Pero a Contador le han cogido en la misma cima del Galibier y no ha ganado la etapa, porque la vida no es una novela ni una película. Suele ser más cruel. Recuerdo que hace 5 años intentó lo mismo y no llegó a ganar por poco.
Los que le ganan ahora (Froome y demás) corren calculando los segundos y sin atacar casi nunca hasta el último medio kilómetro del último puerto.
Pues la verdad, yo me quedo con Contador y lo que hace en días como hoy. Será romanticismo, pero en la vida hace falta más gente que calcule menos y corra como Contador, atacando desde el principio aunque sepa que se puede hundir. Nos iría mejor no solo en el deporte, sino en el mundo, en Occidente, en la educación, en la Iglesia, en mi congregación... aunque te pillen en el Galibier a 28 km de meta.
Por cierto, me quedo con la curiosidad de saber si Contador ha leído la novela, porque la ha intentado imitar ya dos veces.