Fiesta de la Asunción

FIESTA DE LA ASUNCIÓN

Celebramos hoy la fiesta de la Asunción de María. El texto evangélico elegido para este día (Lc 1,39-56) nos presenta lo que María hace y dice. Y lo que dice es una oración, el Magnificat, que es rezado cada tarde por millones de personas en todo el mundo. María da gracias a Dios diciendo: “El Señor ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí”.
¿Cuáles son esas obras grandes? Ante todo, haberla elegido como madre de su Hijo. Y la última, la que se celebra este 15 de agosto. Si la Ascensión de Jesús simbolizaba que se revelaba definitivamente quién es Jesús, el Hijo de Dios, la Asunción de María tiene un significado similar, pues celebramos que ella es la primera persona resucitada después de Jesús, y ha pasado ya al ámbito de Dios Padre.
Es importante y está bien elegida esta lectura de la “Visitación” para hoy, porque presenta dos cualidades esenciales de esta mujer de quien se dice que ya está resucitada en plenitud, junto a su Hijo y con su Padre:
- La primera es su fe y confianza en Dios (“Dichosa porque has creído”, reconoce Isabel).
- La segunda, su actitud de disponibilidad y de servicio a los demás, pues lo primero que hace tras el anuncio del ángel Gabriel no es pensar en los problemas propios (que no iban a ser pequeños), sino visitar a su prima para ayudarla, afrontando un viaje que entonces era muy complicado y agotador.
Así pues, fe en Dios y servicio al prójimo resumen su vida. Es una alegría que una mujer así haya sido la primera en traspasar la puerta que nos ha abierto la Resurrección de Jesús, para ser acogida en el Dios que “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. La fiesta de hoy nos invita a participar de la alegría de Isabel: “La criatura saltó de alegría en mi vientre”.
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