Noche de arte urbano en Córdoba

La noche del pasado viernes fue especial en el colegio Salesiano de Córdoba. Todos los viernes organizan actividades por la noche, el tiempo de los jóvenes, como una oferta para los jóvenes cordobeses. Pero esta última ha sido especial, por lo que me cuenta Miguel Ángel M. Nuño (www.salesianos-cordoba.com). Más de cuatrocientos jóvenes participaron en una noche de arte urbano: rap, hip-hop, break dancers, grafiteros, etc., y además con un fin solidario.

Miguel Ángel se pregunta si no será que tenemos que ir a buscar a los jóvenes donde están, o si tendremos que aprender sus lenguajes, si queremos entablar una verdadera comunicación con ellos. Y dice:

"Multitud de iniciativas en el tiempo libre, algunas de ellas de sobra conocidas (Triana, con su Movida Alternativa, o los programas de ocio nocturno que bastantes ayuntamientos intentan sacar adelante, con más ilusión que medios y resultados) ponen, cuando menos, entre interrogante a quienes –adultos, padres, educadores…- lanzan aquella inicial pregunta.

Un colectivo ya experto en estas lides se ha sumado a estas iniciativas nocturnas a favor de los jóvenes cordobeses: el Centro Juvenil Salesiano DOSA. Cada viernes abre las puertas de sus instalaciones, las del Colegio Salesiano, para que quienes lo deseen, afronten la noche del viernes lejos de porros, alcohol y horas muertas sin sentido. Todos los viernes, a todos, ofrece deportes, talleres y música, que conectan –bien lo saben los animadores, jóvenes como los que aceptan la oferta- con la sensibilidad y el gusto juvenil.



Pero el viernes 24 de marzo fue otra historia. Más de cuatrocientos jóvenes se apiñaban ante las cancelas de la calle Santo Domingo Savio. Las nueve de la noche era la hora fijada para que diese comienzo la Noche de Arte Urbano. Desde esa hora hasta pasada la medianoche, se sucedió en cascada un festival de hip-hop, DJ’s, rappers, “escritores”, break dancers… El salón de actos y los patios del Colegio Salesiano eran un hervidero de gente joven que sabía aprovechar su tiempo libre expresándose como el cuerpo les pedía: música, baile, grafitti… Y sin un solo conflicto: ni alcohol, ni drogas, ni peleas. Toda la noche hubo “buen rollito”. ¡Y eso que la mayoría no pertenecía al centro salesiano!

Si a todo esto se añade el hecho de que la Noche de Arte Urbano tenía un fin solidario, mejor que mejor. Esther González, cooperante de una ONGD que trabaja en Brasil, y hermana un joven salesiano de la Casa de Córdoba, tuvo la oportunidad de dar las gracias en nombre de su organización a todos los animadores que habían colaborado en el montaje de una noche mágica y, sobre todo, a los jóvenes que le estaban dando vida".
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