¿Nos vamos de botellón?


Todos estamos pendientes del macrobotellón. Mientras la policía refuerza la vigilancia en las zonas donde se pretende realizar, los alcaldes y concejales de seguridad consultan el mapa del tiempo. Bienvenida sea la borrasca, que hace falta agua, claro, y además contribuirá a limpiar de jóvenes botelloneros las calles de nuestras ciudades.

Ni planes contra drogodependencias, ni planes especiales de seguridad, ni campañas preventivas, ni actividades alternativas. ¡Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva, que caiga un chaparrón, que se acabe el botellón! Pero las lluvias, aquí, no duran mucho. El buen tiempo vendrá y los jóvenes, volverán a tomar la calle, como cada jueves, como cada finde, para divertirse, juntarse, montárselo en plan buen rollete gastando poco, al menos mucho menos que yendo de garitos.

Este es el botellón, casi silencioso, de todas las semanas. Que molesta claro, y preocupa a muchos. ¡Que se cumplan las normas municipales, que estos chicos lo ponen todo perdido, hombre! Es el botellón, sin el macro que eso asusta, el lugar por el que van comenzado a beber, dicen los que han estudiado esto, uno de cada cuatro adolescentes entre 12 y 18 años, un 22 %. Un 21%, en cambio, comienza a beber en celebraciones familiares, pero en este caso todo queda en casa.

Como todo fenómeno social, este que afecta a los jóvenes tendrá que ser estudiado y analizado desde diversos puntos de vista, educativo, sanitario, de orden público... Y supongo que tendrá que hacernos pensar en los modelos que estamos ofreciendo a la juventud, los espacios y las ofertas de diversión que les dejamos. Tendrá que hacernos pensar, también, sobre el estilo de vida y de uso del tiempo libre que se está implantando en nuestra sociedad.



Ojalá la semana que viene también nos preocupemos por cómo gastan su tiempo, y muchas veces su vida, los jóvenes. Y todos aquellos que tienen responsabilidad, desde los padres o los medios de comunicación hasta los educadores, desde la Administración hasta las ONGs, y también los mismos jóvenes den pasos para cambiar estos hábitos.

Mientras tanto, organizaciones de todo tipo, públicas y privadas, intentan ofrecer alternativas para esos momentos de ocio de los jóvenes. En Sevilla, por ejemplo, los Salesianos de Triana, ponen a disposición de la juventud el centro escolar los viernes, de 10 de la noche a 4 de la madrugada, para realizar diversas actividades, sobre todo deportivas y recreativas, y para ello cuentan con la colaboración del Ayuntamiento, los Clubes Sevilla y Betis y la Caja San Fernando. Sí, una gota de agua en un océano, pero con más gotas de agua parecidas tal vez se pueda ayudar a muchos jóvenes a ocupar, de otra manera, su tiempo libre.
Volver arriba