Acerca del asesinato de Calvo Sotelo ®




Ayer, 13 de julio, fue el septuagésimo quinto aniversario del asesinato de Don José Calvo Sotelo, ejecutado por funcionarios del Gobierno de la Segunda República Española. Por tanto, crimen de Estado con repercusiones de trascendencia inesperada al precipitar, cinco días más tarde, el inicio de la Guerra Civil.

Muchos piensan que la Historia se mueve por impulsos ciegos, pero es muy al contrario: cerca del cien por cien de sus grandes hitos, del signo que sea, se han preparado y planeado minuciosamente. Respecto a los magnicidios esto se deduce sin dificultad porque, aunque parezcan fortuitos, tarde o temprano se descubren móviles y poderes ocultos. Hay unos ejecutores, muchas veces ignorantes de lo que cumplen; hay unos inductores y hay un objeto.

¿Mató a Kennedy, como se ha sentado oficialmente, un fanático castrista llamado Lee Harvey Oswald? Sólo es seguro, y no del todo, que Oswald fue un ejecutor. ¿Quién se cree que a Oswald "lo mató" el seudo-patriota y hampón Jack Ruby y a éste, días después, un virus del hospital donde ingresó para tratarse un cáncer? ¿Fue casualidad que el príncipe Don Alfonso de Borbón-Dampierre, Duque de Cádiz, muriese al poco de ser reconocido heredero de la corona de Francia, precisamente degollado como en guillotina por el cable de una pista de esquí, en Colorado, USA? ¿Por qué, todavía, nada se sabe de los inductores del atentado de Atocha, Madrid, en las vísperas de las elecciones de 2004?

Parecidas preguntas podemos hacernos respecto a los magnicidios de Prim, de Cánovas, de Canalejas, de Dato... y tantos más que dejo a cuenta del lector. Casi siempre con el Alí Agca de turno que nunca sabe nada de nada. Por cierto, en febrero de 1979, en el mensual ”Lettres Politiques” (B.P. 300-16, 75767, París, Cedex), que entonces dirigía Jacques Ploncard D’Assac, se advertía de que no más tarde de 18 meses el Papa Juan Pablo II sufriría un atentado.

En la muerte de Calvo Sotelo es muy sospechosa la conjunción de misterios y rarezas para que se oculte su vileza; y que su extrañísima ejecutoria no nos lleve hacia algo más que piques parlamentarios. Aquello de: Este hombre ha hablado por última vez, que dijera la diputada "Pasionaria", puede haber sido –fue, digo yo- algo más que una amenaza de enemiga política. En verdad, eliminar a Calvo Sotelo, aun como incómodo parlamentario, o china en el zapato revolucionario, no tenía mucho sentido pues que la derecha española estaba bien poblada de tribunos, como años después se comprobó. Tenía que haber algo más…

Y es que el de Tuy guardaba en su historia prendas de muy alto valor que debían ser “castigadas” para escarmiento. Porque Don José Calvo Sotelo había sido en el Gobierno del General Primo de Rivera un Ministro de Hacienda de muy brillante ejercicio en el cuidado del Tesoro de España. Especialmente en protegernos de la avaricia de las grandes compañías petroleras americanas, en aquellos años los grupos Deterding y Rockefeller, que estrangulaban nuestro entonces incipiente pero decidido desarrollo.

Esta asfixiante situación fue encarada por el Gobierno de Don Miguel Primo de Rivera al crear, a propuesta de su Ministro, Calvo Sotelo, la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, S. A., la conocida CAMPSA, cuyo 30% de capital se reservaba el Estado Español. Tamaña “insolencia” provocó inmediatas maniobras internacionales de dumping, bloqueo comercial y presiones financieras lideradas por las petroleras y por sus Bancos. Por ejemplo, la peseta cayó de un contravalor de 5 francos a casi 2,5.

En rápida reacción, Calvo Sotelo desbarató las presiones al obtener la ayuda de dos importantes nuevos socios: el señor Dimitri Novachine, gestor del inmediato suministro del petróleo ruso; y el banquero Loewenstein, directivo de la Banca Bauer y Marchal. Este último. determinante para que España negociara con el Sindicato Ruso de la Nafta.

¿Cómo terminaron estas escaramuzas? Deduzcan ustedes.

El General Primo de Rivera murió solitario en la habitación de un hotel de París, por extrañas complicaciones de su diabetes. Los médicos forenses solicitaron la autopsia. que les fue denegada por la Dirección del Hotel.
La Banca Bauer y Marchal, en pocos años quebró de manera fulminante y su directivo, el señor Loewenstein, desapareció de este mundo al “caerse” de un avión en vuelo sobre el mar.
El señor Dimitri Novachine fue acribillado a balazos en una calle de París, de lo cual la Sûreté nunca supo concluir una investigación.
Calvo Sotelo, que un 13 de abril de 1931 hubo de exiliarse en Lisboa, porque su rey se quedó sin trono, cinco años más tarde y otro día 13, el del mes de julio de 1936, fue muerto de dos tiros en la cabeza en una camioneta de la Dirección General de Seguridad. Era el único que quedaba vivo de los creadores de CAMPSA.



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