Venezuela y el Superior de los Jesuitas. ©

Venezuela presagia ser la sucesora de la Cuba castrista, como nueva plataforma de acción revolucionaria -marxista, comunista- para todo Hispanoamérica. Basta ir por allí y conocer por sus propios agentes lo que no puede ver un turista accidental. Testigos objetivos que conocen aquellos pagos -Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú, Ecuador...-, suelen igualar el ambiente de los poblados "trabajados" con lo más ominoso del bolchevismo.

Y lo peor en las actuales circunstancias es la aparición de un nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús, venezolano, que no parece tanto un relevo natural del P. Adolfo Nicolás cuanto, más cierto para la Iberoamérica todavía cristiana, el refuerzo del «satánico azote del comunismo» con objetivos «intrínsecamente perversos». (1)
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Hace unos pocos años quien esto escribe visitaba cada 31 de julio la residencia de jubilados que la Compañía de Jesús tiene en Alcalá de Henares. Me llevaban deberes de gratitud y reverencia hacia algunos padres jesuitas que fueron impagable consejo en mi primera juventud. Todavía vivían cuando Hugo Chavez se hizo con el poder en Venezuela. Y, puesto que había residentes que misionaron por largo tiempo en América, surgió natural el saber por uno de ellos algo que hoy cobra actualidad: que el coronel Chavez, cuando por su primer intento de asonada cumplía condena en la cárcel de Yera, fue visitado una o dos veces por semana por un padre jesuita. Dos años y tres semanas que dieron mucho fruto, puesto que aquel jesuita le instruyó en el populismo que hoy impera en Venezuela. No me dijeron el nombre, pero...

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¿Siguen existiendo los jesuitas?

Esa es la pregunta: ¿Siguen existiendo? La América indígena está siendo misionada -va ya para casi un siglo- , sobre pautas marxistas-leninistas mayoritariamente y en creciente presión por los todavía llamados jesuitas. Lo que se corresponde, hoy más que nunca sobre la orden de San Ignacio, con su afición hacia los abismos de frontera entre el paganismo y el Evangelio. Vértigo de protagonismo inocultable en el jesuita que ocupa la Santa Sede: llamáme Jorge.

Habría que proponer un estudio de los orígenes de este derrape hacia el comunismo que ha infectado a tantos jesuitas.

Algunos indicios ya se conocen.

En 1938, Pedro Arrrupe, el pupilo de Juan Negrín, (2) obtuvo al fin su muy solicitado destino a las ciudades del área de Kobe, la mayor y más floreciente concentración judía en el Japón, cercana a Hiroshima y Nagasaki.

El P. Arrupe afrontó con admirable determinación la tremenda herida de las bombas atómicas, siendo reconocido enseguida como Superior de la Compañía en el Japón. Años después visitó los Estados Unidos y viajó por la América hispana, conectándose con sus misiones a la vez que creaba apoyos al proyecto de acción revolucionaria. (cfr. Malachi Martin, SJ, Jesuitas; De la Cierva, Puertas del Infierno).

Un relevante padre,Bartolomé Sorge, SJ, (3) al terminar la XXXII Congregación General (1975) distinguió acertadamente que la Compañía se habia escindido en dos: la "A", ignaciana, y la "B" bajo la tapadera de la Opción Preferencial por los Pobres... Justo en 1974 el P. Arrupe había sustituido al P. Janssens como Padre General. Y su nueva dirección impulsó por toda la orden el modernismo, una actitud ante la fe que San Pío X condenó como el conjunto de todas las herejías. En aquellos setenta, gobernaba la Iglesia Pablo VI -Juan Bautista Montini, hermano de Lodovico y de Francesco, éste brigadista de Stalin que vino a España en 1937 a matar españoles. Pablo VI sucedía en continuidad la obra de Juan XXIII, el que fuera discípulo y admirador de Ernesto Buonaiutti líder modernista, dos veces suspendido de docencia y finalmente excomulgado.

La magnífica renta histórica -realidades

patrimoniales que son de la Iglesia- se enmoheció de falso prestigio -¿teológico?- bien acompañado de un lenguaje deplorable salpicado de constante demagogia.

Sobre la historia reciente de la todavía llamada Compañía de Jesús se han sumado ya tantas interpretaciones que nadie sabe cual le cuadra en realidad. Imprecisión que se manifiesta en los cambios de superiores, en la cuesta abajo cristiana y en el vertiginoso ascenso del materialismo. Dura realidad que se confirma en la elección del venezolano Arturo Sosa Abascal, el nuevo Superior.
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De él toca leer algo.

Circula estos días la carta abierta -en inglés- de alguien que le conoce en sus rasgos más reveladores. Seguidamente espigo algunos párrafos:

Conozco al Padre Arturo Sosa Abascal desde hace mucho tiempo. (...)
En primer lugar, ha hecho del marxismo las gafas a través de las cuales lo ve todo, incluido el magisterio católico (que él llama simplemente “fe cristiana”). Al lado de muchos otros jesuitas en Venezuela, ha trabajado durante décadas para montar comunidades cristianas de base, comprometidas en construir sociedades socialistas en América Latina (...) Comunidades que viven el marxismo y el cristianismo (...) Completada esta labor, el Padre Sosa actuó para reconstruir la teología con este compromiso de las “bases” como principio y guía.


Principio y guía que se expresa en toda "Nueva Evangelización": libros, catecismo, homilias, aulas, boletines... Todo, y más, transmisor de la "enseñanza" que sigue:

La fe cristiana significa ser capaz de acercarse “al otro”, es decir “a los pobres”, “a los oprimidos”, que se convierten en el “punto de mira”.


Estos puntos de mira se diluyen en un marxismo de combate... leninista. Naturalmente, "en defensa de los pobres", nadie lo dude... ¡Por favor...! ¡Si es la más eficaz vía para erradicar el critianismo! Instrumentación retórica que deja a los pobres tan pobres o más que estaban. Cúmplese así la advertencia del maestro, Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin: «No hay que elevar el nivel de los pobres, pues se volverán a morder la mano que los alimenta.»

Si quisieran de veras trabajar por los pobres les ayudarían y les educarían, al estilo de la antigua Compañía, a levantar la cabeza y lograr una vida digna y segura. Un cristiano hundido en la pobreza lo que quiere es dejar de ser pobre y no que los ricos pierdan su riqueza. Ni mucho menos arrebatársela. Para más y mejor decirlo, no envidian las riquezas que solo se miden con dinero sino aquellas más seguras que se fundan en la felicidad de la buena conciencia. En verdad, estos últimos son los envidiados por los ricos del sólo dinero. Sabemos que es más rico en su nobleza y en su educación cristiana el honrado servidor, en su casa y en su parroquia, que el vanidoso disoluto en su haciendo heredada. "Pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo."

Sin embargo, erre que erre, el nuevo superior de los jesuitas enseña:

Así la fe se ve mediada por otros grupos de hombres. El hombre de fe tiene un acercamiento científico a la realidad y debe elegir qué enfoque científico adopta. (Importante concepto: 'científico', con el que se sugiere algo indiscutible y axiomático.) La fe será mediada por esta opción. Por lo tanto, en este momento de la Historia (de la historia del P. Sosa, se supone), la mediación correcta es la del marxismo, porque el marxismo es el acercamiento científico liberador, ya que es la mejor manera de desenmascarar a los poderosos y guiar la lucha de los pobres.

Como teólogo liberacionista rechaza la trascendencia del Reino de Cristo, propone una salvación política, adopta el materialismo e incluso el ateísmo y acepta que el cristianismo debe liberar al pueblo políticamente, como hizo Moisés con Israel.


Es demoledor pensar que el desertor de más alto rango de la década de 1970, Ion Mihai Pacepa señalase en 2015 a ACI Prensa su punto de vista sobre la conexión entre la Unión Soviética y la Teología de la Liberación. Su afirmación repetía la de su superior jerárquico hasta 1956, el general soviético Aleksandr Sakharovsky, jefe del servicio de inteligencia extranjero en Rumania de 1956 a 1971, que afirmaba ser la Teología de Liberación un medio ideado en el KGB para subvertir a la población amerindia.

De los trabajos del jesuita Sosa Abascal sobre el marxismo, lean su artículo "La mediación marxista de la fe cristiana". Título que es ya un cristo con un par de pistolas: la filosofía más materialista y atea tomada como viaducto de la religión cristiana. Si estos hombres son sinceros es que están locos; si no lo están es que no son católicos.

Terminemos de leer la carta:

En 1989 hubo un alzamiento popular en Caracas debido al trabajo de un Ministro de Economía de izquierdas. Se supo después que Fidel Castro estaba detrás. Las “comunidades de base” de los jesuitas trabajaron muy activamente y la radio, dirigida por jesuitas tuvo un papel subversivo activo. De este modo se convirtieron en co-responsables de la muerte de 2000 personas.

Más tarde, los jesuitas favorecieron activamente la llegada de la revolución chavista (Esto refrenda la citada acción en la cárcel de Yera). Hubo padres que se opusieron a Chávez, es cierto. Y algunos muy fuertemente. (...) en abril de 2002. Mientras Chávez estuvo derrocado por un par de días, se oyó al Padre Sosa proclamar que las comunidades “cristianas” de base defenderían la Revolución hasta la muerte y que la “derecha (?) iba a conocer la fuerza de la Revolución".

Este hombre, que se ha esforzado toda su vida para reinterpretar el cristianismo desde un enfoque marxista, que no sólo ha hecho labor “teórica” sino directamente revolucionaria, es el que los jesuitas han elegido como su General. (...)


Y el autor de la carta finaliza contrastando los supuestos objetivos con sus reales resultados:

¿En pos de qué andan todavía estos revolucionarios? En Venezuela han destruido sistemáticamente las infraestructuras de producción, la agricultura, la industria, la administración pública, los tribunales, los hospitales, las escuelas, incluso la industria de la energía que sostiene el país; han asesinado a millares de personas, tienen al país en una desastrosa hambruna nunca antes vista en tal escala en las Américas. ¿En pos de qué andan...? Probablemente la única explicación sea : la completa destrucción del mundo de Dios en orden a construir un “Nuevo Mundo” en la Historia... (Sin Dios)

Que Dios nos proteja del inframundo revolucionario.
Que Dios convierta los corazones y abra los ojos de su pueblo.
Y sobre todo que Cristo proteja a su Iglesia.-



Comentario final:

La deriva marxista de la 'Compañía B' poblada hoy de orates sobre-prestigiados, es decir, la "arrupiana" de la opción preferencial, conlleva tales compromisos que se hace urgente enfrentarla; en esencia, por la desidentidad en que se entierra.

Para muchas buenas cabezas tal transformación señala que la orden ignaciana ya no existe. De modo que hacer como si sí existiera induce al error y al suicidio. O a la esquizofrenia entre lo que se ve y lo que no se quiere ver. Porque decir que se sirve al Evangelio trabajando sobre una revolución explosiva, destructora y violenta es absolutamente perverso. Que el Obispo de Roma, Francisco, antes Jorge Mario Bergoglio, se despache declarando que el comunismo y el cristianismo son muy similares, es delito cuya medida se nos escapa en la cifra de mártires, checas, terceros grados, cárceles, coacciones... Su inhabilitación llega demasiado tarde pues ahora ya es inevitable una desinfección general con cirugía cruenta.

Y es que no aplicar las acciones debidas, callar sin vergüenza y cobardemente, ensucia de aborregamiento las conciencias de los todavía fieles.

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(1) Los términos entrecomillados son de Pío XI. (cfr. Divini redemptoris).

(2) Juan Negrín presidió el gobierno de la Segunda República Española y el Frente Popular, desde 1937 hasta 1939. Fue el personaje más controvertido de la Guerra Civil Española. «La figura de Negrín fue objeto de debate enconado en su tiempo. Se comportó como un fiel servidor de la conspiración comunista pagada por la URSS.» (Wikipedia) Visitó a Arrupe previo viaje de Madrid a Bilbao -trece horas de tren- para que no abandonara la carrera de Medicina y, lo que explica tan pesado viaje, su brillante futuro político. El brillante porvenir político y los motivos de su abandono para ingresar en el noviciado de Loyola, sólo ellos los sabían, pero es muy elocuente la satisfacción del Dr. Negrín cuando se despidieron con un abrazo: "Siempre me has caído muy bien." (Una explosión en la Iglesia, de Pedro Miguel Lamet).

(3) Civiltà Cattolica de 1974: «XXXII Congregazione Generale della Compagnia di Gesù. La preparazione e le attese», IV volumen 1974: de p.424 a p.434 y de la p.526 a p.539. Accesible en una buena biblioteca de la Compañía.
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