El apretón de manos. ©





El pasado martes, 29 de octubre, se reunieron en Roma nuestra Vicepresidente, o Ministra de Presidencia, doña Carmen Calvo y el Secretario de Estado Vaticano, Mons. Pietro Parolin. Reunión de dudoso relieve oficial puesto que se ignoró la representación diplomática.

Como se ha publicado, la Ministra trató sobre el propósito del Gobierno Sánchez de exhumar los restos del antiguo Jefe del Estado, Francisco Franco, los cuales, desde su fallecimiento ocurrido hace 43 años, se custodian en la Basilica Pontificia de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Parece que los argumentos presentados por la Ministra se han enriquecido colateralmente con la posible revisión de los bienes raices que la Iglesia de España disfruta, todavía inmatriculados, en ridícula “compensación” del expolio sufrido en 1836 durante el Trienio Liberal (léase masónico) de Mendizábal.

Sobreabundar en el caso sería oneroso para mis lectores que tienen medios de investigación y saben discernir. Me limitaré, pues, a sugerir que profanar tumbas no parece honroso en ningún Gobierno.

La foto

En este post quiero detenerme en el apretón de manos del Cardenal con nuestra Ministra. Es más que un saludo.

Me sorprendió que en ABC del pasado martes, 30, apareciera en la página 5 y, pasando secciones, volviese a aparecer en la 47. “¡Caramba¡ ─ me dije ─ ¡Qué cosa más rara!” Sabido que las secciones se cierran por las tardes, o noches, y que portada y primeras páginas se dejan hasta el final, para decidir el mejor impulso de compra y a espera de las colaboraciones, me volví a la página 5 y la examiné con mayor atención. Máxime cuando el diario EL MUNDO destacaba de nuevo la fotografía, también a tamaño gigante. Por lo cual me asaltaron crípticos significados.

¿Y dónde se señala esa singularidad?

Pues en dos signos: en el apretón de manos y en la cruz tapada por el Cardenal.

─ El primero, por su la clara señal de identidad masónica: dedo pulgar del Cardenal apretando el metacarpo del dedo corazón de la Ministra.

Un documento encontrado en una logia de la Francia de Vichy descubría un plan para algún día ocupar la Sede de San Pedro “de modo que los católico creyendo que siguen al Papa nos sigan a nosotros”. (ref. Jean Lombard, 'La cara oculta de la Historia'.)


─ El segundo, tapar la cruz con la mano izquierda.

"Delicadeza" introducida ya por San Pablo VI –“para no molestar a los no creyentes”- muy usual desde que se predica que todos creemos en el mismo Dios. (ref. Discurso de San Juan Pablo II, en Casablanca.)


Mi opinión acerca del secreto.

Siempre que se habla de la masonería se abomina de su secretismo del que se suponen –con sobrada razón- confabulaciones contra la religión y las monarquías católicas. Bien es cierto que a partir del año 1940 grandes sectores de la masonería de Francia aceptaron la religión católica, (rf. Benimelli) y muchos católicos se hicieron masones, con ventaja para la secta que se infiltró en familias y organizaciones católicas. También es cierto que no todas sus obediencias muestran el ensañamiento anticristiano que late en lo alto de su estructura piramidal.

Sobre esto deberíamos hacer alguna otra observación.

¿Acaso hay un mal intrínseco en reunirse unos amigos por una coincidencia de intereses? El secreto no es malvado por sí mismo. Asociaciones de antiguos alumnos se fundan para ayudarse y obtener información en la sociedad, la industria o los negocios. Es de obligación en las reuniones de un Estado Mayor; de un Consejo de Ministros; o para la investigación de un arma, de una patente, etc. Incluso en algo tan trivial como la táctica a seguir en un partido de fútbol. En resumen, lo secreto tiene un valor instrumental que se califica por su finalidad.

Y volviendo a los saludos digamos que, aparte de los masones, también muchas otras asociaciones usan de un particular estrechado de manos; así los homosexuales e, incluso, algunos miembros del Opus Dei, por muchas razones llamado la "masonería blanca".

Conclusión:

La fotografía de la Ministra Carmen Calvo y el Cardenal Parolin es una confirmación del creciente protagonismo de la masonería en la Iglesia Católica. Si será blanca, o negra, o con los colores del arcoiris, no lo sabemos, pero bien se ve que ya se exhibe con autoridad y funciones de gobierno.
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