75 ANIVERSARIO DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

A muchos gobernantes se les llena la boca hablando de la protección y defensa de los derechos humanos y velar por el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas. Sin embargo, en la práctica crece la violación de estos derechos, sobre todo de las personas más vulnerables.

El 10 de diciembre es un día sagrado para todo hombre y mujer que busca un mundo justo, equitativo, libre y en paz. Han transcurrido 75 años desde aquel 10 de diciembre en el que  la Asamblea General de Naciones Unidas proclamara la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La trágica experiencia de la Segunda Guerra mundial, que ocasionó casi 60 millones de muertos, motivó a los gobiernos del mundo a elaborar esta Declaración para que nunca más se repitan aquellos horrores.

A muchos gobernantes se les llena la boca hablando de la protección y defensa de los derechos humanos y velar por el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, en la práctica crece la violación de estos derechos, sobre todo de las personas más vulnerables.

El actual sistema económico-financiero se ha impuesto sobre el ser humano. No está la economía al servicio de la persona sino la persona al servicio del sistema.  La persona se ha convertido en una pieza del engranaje económico. El capitalismo ultraneoliberal está deshumanizando este mundo. Un indicador de ello es que cada vez es mayor la desigualdad social en el planeta. Una minoría acapara la mayor parte de la riqueza mientras la inmensa mayoría infravive en la pobreza y en la miseria.

Se ha incrementado la carrera armamentista y se exportan armas a países que violan sistemáticamente los derechos humanos y el derecho internacional humanitario, contradiciendo el acuerdo de Comercio de Armas de 2013.

Pero hay algo que hiere más todavía la sensibilidad humana. Es la detención de inmigrantes irregulares, la fabricación de muros en la frontera de Estados Unidos-México y vallas con concertinas en Ceuta y Melilla. A todo ello se suma las expulsiones “en caliente”, que están prohibidas por tratados internacionales. Existe una desprotección de las personas que huyen de las guerras y buscan refugio en la Unión Europea, Estados Unidos o Canadá.

Los países del Norte Global desarrollan el libre mercado, la libre movilidad de capitales y de mercancías, pero prohíbe la movilidad de seres humanos. Aquellos que logran entrar son detenidos y recluidos en campos de concentración, prisiones para personas que no han cometido ningún delito. Su delito es no tener papeles. Su pecado es huir del hambre y de las guerras en busca de una vida digna y en paz.

Estos meses hemos sido testigos de la masacre cometida por el grupo yihadista Hamás  en Israel, pero aún peor ha sido la cruel venganza del Estado ultraderechista de Israel contra la población civil de Gaza, asesinando hasta la fecha a 17.500 personas, entre ellas más 8,000 niños y niñas y dejando bajo los escombros provocados por los bombardeos a más de 7.000 personas. Es una evidente violación del Derecho Internacional Humanitario. Un auténtico genocidio.  Lamentamos que Estados Unidos siga apoyando los bombardeos y la represión en Palestina.

Decía Ortega y Gasset que “un tigre no se puede destigrar, pero un ser humano sí se puede deshumanizar”. Y cuando se violan los derechos humanos o guardamos silencio cuando otros lo hacen, nos estamos deshumanizando, para pasar a ser una bestia insolidaria y cruel que no está a la altura de la conciencia moral. Lo estamos viendo cuando algunas altas personalidades de la política han calificado los bombardeos de Israel sobre Gaza como “inaceptables” ha habido personas que lo han descalificado.  Eso es una evidente expresión de la deshumanización a la que hemos llegado. Yo me pregunto: ¿qué futuro tiene una sociedad deshumanizada, insensible ante el dolor humano, sobre todo de mujeres y niños?

La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 fue un acontecimiento esperanzador desde el punto de vista de la historia de la humanidad y desde la Ética. Fue un momento estelar en el que un buen número de países del mundo declaró solemnemente que hay una serie de exigencias morales básicas que deben ser cumplidas siempre y en todas partes, porque al hacerlo estamos reconociendo que “Todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” (Art.1).

Es tiempo de cambiar y de reconocer que junto a los Derechos Humanos, están los Derechos de la Naturaleza, de la que formamos parte. Son inseparables ambos Derechos. El cambio climático está afectando a todo el planeta. “Por más que se pretenda negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes” (Francisco, Laudate Deum). Se trata de defender la vida en su totalidad.

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