¡Vale la pena!


No hace mucho asistí a una cena benéfica, organizada por una pequeña ONG, en la que colaboro, a beneficio de la fundación Amaranta, de la orden religiosa de las Adoratrices, que trabaja en favor de las mujeres víctimas de trata y explotación sexual.
En la cena se creó buen ambiente, saludé a mucha gente que conocía y me senté a cenar; entonces me fije en algo que llamó poderosamente la atención: la presencia, en el otro extremo de mi mesa, del Imán de una mezquita, su mujer y su hija, compartiendo mesa y solidaridad al lado de un sacerdote y mucha gente más, todos unidos en defensa de los derechos de las mujeres. Llegué a la conclusión que cuando hay sentido humanizante de la vida las creencias no son obstáculo para situarnos juntos del lado de la justicia y la libertad. Entiendo que experiencias como ésta, son signos vivos reales de ese mundo mejor y más humano que todos anhelamos.
Yo invito a que abramos mucho los ojos para descubrir que a nuestro alrededor se dan experiencias parecidas a ésta, solo es cuestión querer mirar con otros ojos la realidad que nos rodea. ¡Vale la pena!
Maria José
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