Variaciones sobre Marta y María

Algunos pueden interpretar este texto de Lucas (Lc 10, 38) como una contraposición entre dos actitudes, en lugar de verlo como una invitación que propone lo que significa realmente ser cristiano. Para la mayoría, sin embargo, no se trata de una contraposición entre la escucha de la Palabra y el servicio concreto al prójimo. Al contrario, son dos aspectos esenciales para nuestra vida cristiana; aspectos que nunca se han de separar, sino que debemos conjugar para vivir nuestra fe en profunda unidad y armonía. Marta recibe la crítica cariñosa de su amigo Jesús, porque estaba demasiado absorbida y preocupada por las cosas que había que hacer.

Jesús da a entender (“María escogió la mejor parte”) que la escucha atenta hay que preferirla y anteponerla para servir desde el mandamiento de amor. Jesús afirma también que “la mejor parte” de Maríano le será arrebatada, lo que cabe deducir que la parte de Marta se puede perder, que sin escucha orante es posible acabar abandonando la acción.

"Ser contemplativos en la acción" es complementario y necesario en la acción transformadora de la realidad que Dios nos encomienda cada día. Que el servicio a la obra del Señor no nos haga olvidarnos del Señor de la obra. Escuchar a Dios es para servir.

Pero esta semana he tenido la oportunidad de conocer otra interpretación de este texto lucano que abre una reflexión complementaria interesante y enriquecedora. Mientras mantenía una reunión con una persona de Pastoral de la Salud, salió a colación este pasaje evangélico y escuché a mi interlocutora que mientras Marta está pidiendo a Jesús que le haga caso a ella, a su justa reivindicación, la actitud de María es de disponibilidad a lo que Jesús quiere. Las prioridades las marca Jesús y quien se predispone a ello, dejando de lado las suyas, acierta, es la mejor parte y no se le quitará.

Ya no es solo que tan importante es hacer como orar, dos dimensiones de una única actitud cristiana, sino que el acento hay que ponerlo en la voluntad de Dios. El centro está en el Maestro -la vid- no en nosotros, los sarmientos. Pero resulta tentador poner el foco en todas las cosas que necesitamos hacer y lograr que perdamos de vista lo más importante. ¿No es posible que podamos enfocarnos demasiado en las preocupaciones de la vida sin atender a las prioridades que nos marca Jesús? 

La elección incorrecta que hizo Marta no fue que estuviera sirviendo y haciendo el bien, sino que se centrara en sí misma criticando a María en lugar de hacer lo que Jesús le estaba enseñando en ese momento. Le faltó darse cuenta de que la inactividad de María es sólo aparente. Y que su queja contra María incluye también al mismo Jesús.

No hay bendición cuando administramos la existencia en base a nuestra comprensión humana de lo que creemos importante. María entendió que el Maestro le pedía en aquel momento, escucharle y aprender la actitud que tiene valor eterno. Cuando así lo hacemos, entonces podemos ser una bendición porque todas nuestras obras son impulsadas por el Espíritu. La gran lección resumida, me parece, es que Marta debe trabajar, sí, pero desde una actitud muy distinta: la que tiene su hermana María ante Jesús, que es el único Centro.

El resultado de la lección de Jesús se aprecia en la lectura del texto de la muerte  y resurrección del hermano de Marta y María (Jn, 11), viendo la transformación operada en la actitud de Marta con Jesús.

Oración de Emmanuel Sicre:

Padre Bueno, que oíste el clamor de tu pueblo,

purifica mi sentido de oír,

despéjalo de los ruidos externos

para oír los internos.

Que por tu Espíritu aprenda

primero a oír

y después a escuchar.

Volver arriba