Un viaje especial

A punto de cumplirse los ocho años de su elección como Papa, Francisco emprende su histórico viaje a Irak, el primero de un Papa a este país. Es su primer viaje desde el comienzo de la pandemia, en mitad de un marasmo de contagios en la zona a lo que hay que añadir la amenaza del autoproclamado Estado Islámico (ISIS) que se afana en eliminar físicamente todo rastro cristiano de Irak.

Siendo tan especial, este viaje sigue una estrategia que diferencia a este Papa de sus antecesores: en sus más de treinta salidas, Francisco ha priorizado las visitas a las periferias del mundo donde las comunidades cristianas viven hostigadas y en minoría, en lugar de viajar a los grandes centros católicos del mundo. Ahora es el turno de Irak, en cuya región de Ur nació Abraham, el padre de las tres grandes religiones monoteístas, y donde sobrevive una minoría cristiana caldea perseguida sin compasión. Ningún sitio mejor para propalar el mensaje de tolerancia y paz de Francisco en nombre de Cristo.

Asesinatos, terror, iglesias destruidas… Es el balance posterior a la invasión estadounidense (2003) con el apoyo también de España. Irak tenía millón y medio de cristianos, pero el país se sumió en un caos y guerra civil que propició la aparición del radicalismo islamista. Ahora, tras sufrir la guerra y este terrible acoso, los cristianos son unos pocos centenares de miles, agrupados en su mayoría en las regiones del norte en torno a Nínive.

Es destacable la reunión prevista del Papa con el Gran Ayatola Alí Al Sistani, máxima autoridad religiosa de los chiitas y una de las personas con mayor influencia en la zona y en permanente pugna con Estados Unidos. Será este el encuentro con más calado político y espiritual de todo el recorrido cuyo objetivo sería reforzar el diálogo entre cristianos y musulmanes tratando de superar el antagonismo que pretenden generar algunos sectores extremistas en ambos lados. Máxime cuando un mensaje a través de las redes sociales atribuido a las milicias rebeldes le da la bienvenida al Papa porque “usted es un hombre decente”… pero se añade que si la visita papal se hubiera realizado antes (se supone que en anteriores pontificados), cuando tantos cristianos fueron capturados y la tercera parte de Irak cayó en manos del ISIS, hubiera tenido un mayor impacto entre los que sufren.

No se sabe si ambos firmarán un documento similar al que supuso el acuerdo sobre la Fraternidad Humana para la Paz en el Mundo que elaboró en 2019 con el jeque Ahmed al Tayeb, la más alta autoridad suní. Pero sería un gesto de gran importancia desde muchos puntos de vista.

Francisco viaja al avispero dispuesto a promover la paz, el diálogo y la fraternidad. No en vano, él, como su antecesor  Juan Pablo II, siempre se opuso a la guerra en Irak, promovida bajo la premisa de unas supuestas armas de destrucción masiva que resultó ser una patraña. En aquel entonces, Jorge Mario Bergoglio, que ni soñaba con ser Papa, llegó incluso a bendecir una carpa en la plaza de Mayo de Buenos Aires (Argentina) que protestaba por esta guerra y pedía la paz.

Sin duda que Francisco es muy capaz en Irak de sacarle brillo a lo mejor del evangelio en estas difíciles circunstancias como “peregrino de la paz” que lleva la actitud de hermanamiento, enmarcada en una estrategia de fraternidad auténtica y en un innegable liderazgo de servicio creíble que se echó en falta en otros viajes pastorales internacionales de antaño, impregnadas de una superioridad moral totalmente contraproducente.

Mientras nuestro Papa octogenario muestra el mejor rostro de una Iglesia de frontera, me entristece la postura tan sumamente pasiva de muchas Iglesias del Primer Mundo que muestran su indiferencia ante los pogromos que sacuden a tantas comunidades cristianas perseguidas en Oriente, África y algunas zonas de Sudamérica. Nunca como ahora la persecución ha llegado a estos niveles de mártires mientras que Iglesias, obispados, comunidades laicales no se nos oye levantar la voz, mansamente arrebujados y desentendidos desde una particular manera de entender en este tema el Evangelio… al revés. 

Feliz singladura, Francisco, ojalá remuevas los corazones más rocosos hasta florecer semillas de paz llenas del Espíritu.

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