"O no han leído la declaración o les importa una higa lo que diga" 'Malitia supurans': Sobre algunas críticas a 'Fiducia supplicans'

Una pareja frente a la basílica de San Pedro, en el Vaticano
Una pareja frente a la basílica de San Pedro, en el Vaticano

En ningún caso se bendice el vínculo no matrimonial ni la relación, sino que el ministro se une a la invocación de la pareja y bendice a las personas, no su unión, para que sean guiadas por al amor de Dios y encuentren en su vida las designios divinos para ellos

El único avance doctrinal respecto al documento previo del Dicasterio es que antes se bendecía a personas individuales y ahora a la pareja. Ese es el único avance que ha merecido críticas aceradas por parte de algunos

Queda claro que quienes critican a este papado no lo hacen con argumentos teológicos válidos sino que utilizan contra él descalificaciones que podrían ser tenidas como ad hominem

Hace unas fechas, alguien me preguntó qué opinaba de Fiducia supplicans y de la reacción (en dos sentidos de este término: reacción casi alérgica y reacción por oposición) que ha tenido en ciertos grupos eclesiales españoles. Como había leído el documento hace algún tiempo y tenía una idea sobre él demasiado superficial volví a leerlo con detenimiento parándome en la minuciosa argumentación que realiza sobre las bendiciones y su sentido eclesial. Al punto caí en la cuenta de que quienes han proferido furibundas críticas al texto o bien no lo habían leído completo o bien les importa una higa lo que diga. Pues, por razones muy diversas a las suyas, yo también podría manifestar ciertas reservas a la argumentación, reservas que ahora me reservo a mi vez porque quiero responder a la pregunta lanzada hace un par de semanas.

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Lo primero que salta a la vista es que el documento ha sido muy bien pensado, hasta el punto de que resulta excesiva la argumentación para un texto de la relativa importancia magisterial que representa: una simple Declaración del Dicasterio para Doctrina de la fe. El autor se esfuerza por no dejar ni un cabo suelto por donde pueda venir la crítica o los dubia de quienes están esperando cualquier supuesto desliz de este papado para zaherir sin tregua. Ciertamente, no hay cabo suelto alguno. La argumentación es rigurosa y está sustentada teológicamente de manera rigurosa. Y, para lo que nos interesa aquí, en el número 30 del documento, está lo que ha causado el revuelo entre los reaccionarios.

Allí se argumenta que "la prudencia y la sabiduría pastoral pueden sugerir que, evitando formas graves de escándalo o confusión entre los fieles, el ministro ordenado se una a la oración de aquellas personas que, aunque estén en una unión que en modo alguno puede parangonarse al matrimonio, desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda, dejarse guiar hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida." Es decir, que en la bendición ascendente que no está impedida a nadie, pueda unirse el ministro eclesial para encomendar al Señor y que estos fieles sean guiados en su vida. En ningún caso se bendice el vínculo no matrimonial ni la relación, sino que el ministro se une a la invocación de la pareja y bendice a las personas, no su unión, para que sean guiadas por al amor de Dios y encuentren en su vida las designios divinos para ellos.

Francisco, con los autores materiales de 'Fiducia supplicans'
Francisco, con los autores materiales de 'Fiducia supplicans' Vatican Media

Como se puede ver, no hay nada aquí de lo que se ha dicho sobre este documento. Ni bendice la unión de personas del mismo sexo ni regulariza ese modo de vida. Nada de eso hace y por ahí vendrían mis objeciones que tendrán otro lugar donde ser expuestas. Lo único que hace es reconocer en la Iglesia lo que algunos ministros ya venían haciendo por prudencia y sabiduría pastoral, incluso diría que por pura y simple normalidad social. Es más, deja más claro aún de lo que ya estaba con anteriores documentos que la unión de personas del mismo sexo no puede ser considerada como el matrimonio cristiano. El único avance doctrinal respecto al documento previo del Dicasterio es que antes se bendecía a personas individuales y ahora a la pareja. Ese es el único avance que ha merecido críticas aceradas por parte de algunos.

Se trata de criticar cualquier cosa de modo que se extienda la sospecha de estar traicionando la fe o de estar innovando en materia de moral y costumbres

Queda claro que quienes critican a este papado no lo hacen con argumentos teológicos válidos sino que utilizan contra él descalificaciones que podrían ser tenidas como ad hominem, por ser quien sois, y no por lo que argumentan. Se trata de criticar cualquier cosa de modo que se extienda la sospecha de estar traicionando la fe o de estar innovando en materia de moral y costumbres. Son críticas preventivas, destinadas a impedir nuevas modificaciones o ampliaciones de las costumbres en la Iglesia. Y son críticas dispersivas porque esparcen su basura ideológica sobre adeptos e incautos que les siguen. Lo que expresan estas críticas es una contumacia malévola o una malicia enconada que no soporta los cambios introducidos por este papado en la línea de la sinodalidad, pues están destinados en última instancia a acabar con el clericalismo en el que tan a gusto se sienten los críticos de Francisco. Como en los films de exorcismos, cuando cae el agua bendita sobre el poseso, el diablo lo retuerce y le hace esputar. Pero la firmeza en la oración y la fuerza de la fe expulsarán al demonio que llevan dentro.

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