EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

En el nombre del manantial, del peregrino y de la vivacidad.

En el nombre de la compasión, del humanitarismo y de la unificación.

En el nombre del que sale al encuentro, del que acoge entrañablemente, de la celebración incesante.

En el nombre de la existencia sin fin, de la solidaridad sin fin y de la comunión sin fin.

En el nombre de la presencia silenciosa, la presencia que enseña y de la presencia que susurra sabiduría.

En el nombre de quien siempre incluye, de quien siempre se acerca al diferente y del que ama la diversidad.

En el nombre de la libertad, la alegría y el juego.

En el nombre de la bondad, de la certeza y del encanto.

En el nombre de la inventiva, de la clarividencia y de la genialidad.

En el nombre del cimiento, de la lucidez y de la espera contra toda desesperanza.

En el nombre del que siempre cuida, del que siempre ama y del que siempre vitaliza.

En el nombre de la divinidad fascinante, de lo más humano de lo humano y del que siempre enamora.

En el nombre de lo uno, de lo tangible y de la multiplicidad.

En el nombre lo realmente existente, de lo realmente humano y del devenir de lo que realmente importa.

En el nombre del agua, de la tierra y del viento.

En el nombre de la maternidad, de la bendición y de los vínculos gratificantes.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

carmeloampelio@gmail.com

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