Madre mía Inmaculada, llena tu eres de gracia y bendita entre todas las mujeres, llena nuestros corazones de tu santo amor especialmente a los que gobiernan nuestras tierras, para que conozcamos la compasión y misericordia que tu adivino hijo siente por nosotros. Ayúdanos, madre mía, a amar como Jesús ama, a abrir las puertas de nuestro corazón como Dios nos la abre a nosotros, a ser sencillos y humildes, y a dar hasta que duela. Especialmente te ruego hoy por los migrantes más necesitados. Amén.