"Siembra sabiduría, fruto de su experiencia profesional y personal" RESTART, un libro de Ney Díaz

El libro de Ney Díaz
El libro de Ney Díaz

"RESTART no es un texto de superación al uso ni un recetario de directrices sobre cómo obrar ante específicas coordenadas. Tampoco es una guía puritana o un proceso con acciones específicas. Ney no plantea un mapa con pautas inapelables para transitar por la vida. Siembra sabiduría, fruto de su experiencia profesional y personal"

Recomiendo la lectura de Restart, de Ney Díaz. Voy a explicar el porqué con este texto, extracto del prólogo del libro que con gusto escribí.

Una organización mejora más gracias a una persona sublime que a una normativa excelente. Quien no sabe gobernar puede ser calificado como usurpador. Hay circunstancias en las que se ha de pilotar de forma liberal y en otras, quizá un rato después, el método más aconsejable sea el impositivo. Toda gerencia ha de fundamentarse en un compromiso incondicional con la sabiduría.

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El poder ha de ser ejercido soslayando la conveniencia propia: corresponde a quien hace prevalecer la justicia, la razón y la verdad por encima de egoísmos personales. Un gobierno autocrático es aquel en el que el superior es vil y se empeña en pervertir a quienes de él dependen. ¿Cómo gobernará quien es amoral? Demasiados ejemplos tenemos a la vista, sobre todo en el ámbito político. De la chapucería en la toma de decisiones se derivan daños para los subordinados y para el resto de stakeholders.

El primer hábito comportamental de un estadista es la cordura. Solo puede manejar con acierto quien asienta prudencia. Gobernar no implica agradar a todos, pero sí empeñarse en no dañar o enfrentar a algunos para el propio beneficio y el del grupúsculo que se lucra. 

Desde tiempos inmemoriales, se ha acudido al asesoramiento ajeno para la mejora tanto en cuestiones técnicas como de los hábitos comportamentales y directivos, y también para el incremento de las virtudes éticas. Basta leer Entrevista a Aristóteles (LID, 2023). En la actualidad, desde hace escasas décadas, ha recibido el nombre de coaching.

La incertidumbre, los vendavales y las tempestades benefician a los navegantes expertos. Es digno permitir que los amigos nos aconsejen, siempre que cuenten con la preparación indispensable. El mejor proceso de asesoramiento reclama, en primer término, aprender a gobernarnos a nosotros mismos. Nada hay que descubra más la calidad de cada uno como el poder. Reza el dicho popular: si quieres conocer a menganillo, dale un carguillo. El mejor gobierno es el que, de algún modo, se hace sensatamente superfluo, porque ha logrado comprometer a cada uno de los implicados en la iniciativa.

El buen gobierno debe asemejarse a la fecundidad de la suave lluvia que humedece un secarral. Hay directivos que hacen funcionar la maquinaria de la organización provocando acritudes. Navegar con mesura reclama menguadas reglas, ajustarse a los plazos y entender las coyunturas. Solo se logra con prudencia, capacidad de análisis y visión estratégica. Para administrar, se precisa, sin duda, firmeza. Más significativa suele ser la flexibilidad, la paciencia y la compasión.

En las tres décadas en las que vengo ejerciendo coaching de alta dirección he dirigido docenas de procesos para directivos de cuatro Continentes. He encontrado en ocasiones puntuales decepcionados, porque habían acudido previamente a quienes carecían de usanza y/o de conocimientos antropológicos y ejecutivos. El coaching, como cualquier otra actividad, reclama una gestación consistente.

Quien gobierna de forma equivocada diluye aceleradamente su liderazgo. Quienes mejor rigen suelen generar poco ruido

Un paladín ha de mantener la cabeza cerca del corazón. Liderar implica aprender a elegir, con más motivo cuando van transcurriendo los años y se aproxima el final de la carrera terrena. Explicó con acierto Plutarco que “una autoridad que se funda sobre el terror, sobre la violencia y sobre la opresión es, al mismo tiempo, una vergüenza y una injusticia”. Quien gobierna de forma equivocada diluye aceleradamente su liderazgo. Quienes mejor rigen suelen generar poco ruido.

El alma, los sentimientos, los pensamientos de una criatura humana quedan claramente a la luz cuando ejerce poder. Liderar reclama conocer a las personas, apreciarlas, valorarlas, respetarlas… Y esto no se lleva a cabo sin aprendizaje. Condiciones ineludibles para asesorar es contar con una conciencia firme y con una rectitud avalada por una vida irreprochable.

Existe un lamentable modo de aparentar grandeza: ser vulgar o inicuo, pero contar con panegiristas. Cuanto más alto en una organización se sitúa un profesional, más imperioso es que conozca los límites que frenan su arbitrio. Sin moralidad, se acaba siempre en desvarío. Las personas profesionalmente válidas y éticamente decentes son el dedo índice que señalan a los demás las trochas que es preciso recorrer personal y corporativamente. Se torna en la práctica improbable establecer esos conocimientos sin la ayuda de alguien en quien depositemos confianza. 

Desarrollar el alma tiene, en efecto, mucho que ver con generar vida. Y aquí llegamos al punto central del magnífico libro de Ney Díaz. RESTART no es un texto de superación al uso ni un recetario de directrices sobre cómo obrar ante específicas coordenadas. Tampoco es una guía puritana o un proceso con acciones específicas. Ney no plantea un mapa con pautas inapelables para transitar por la vida. Siembra sabiduría, fruto de su experiencia profesional y personal.

Puede descubrirse en este libro una caja de herramientas de la que tomar las adecuadas en función de las necesidades. La combinación, el orden, el tiempo y la intensidad con las que se empleen las siete acciones clave de RESTART dependerán de las circunstancias. Estas acciones no aplican exclusivamente para un instante concreto: pueden utilizarse de forma proactiva, aun cuando uno se halle en su mejor momento, para mantenerse en vanguardia y no precipitarse en la complacencia. O pueden blandirse en medio de la más profunda de las incertidumbres.

RESTART es un texto dúctil y repleto de inteligentes recovecos. No es imprescindible estudiar los capítulos en el orden preestablecido. Como bien señala el autor, se multiplican en cada una de sus esquinas los empujoncitos que todos precisamos periódicamente. Algún ejemplo espigado lo aclarará.

Reenfocar consiste en mirar una determinada situación de una forma distinta para que cobre un sentido renovado

Reenfocar consiste en mirar una determinada situación de una forma distinta para que cobre un sentido renovado. A partir de ahí, cada uno ha de lanzarse a explorar una realidad más favorable. Reenfocar es atreverse a vislumbrar la realidad de una forma más definida, clara y diáfana que permita optar por el mejor sendero de los posibles. 

Un prólogo tiene el propósito de animar a disfrutar del contenido que a continuación espera. Ojalá que estas breves pinceladas hayan logrado ese propósito. Felicito de corazón a Ney por el arresto para conceptualizar experiencias vitales y profesionales tan relevantes como ha atravesado desde que llegó al mundo. Son, sin duda, de gran utilidad. ¡Enhorabuena, Ney, y reconocimientos por tu esfuerzo! ¡Gracias, doña Vicky, por un hijo como Ney! ¡Gracias, Rosalía y Andrea, por cuidar tanto a Ney!

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