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"Qué vale nuestro trabajo. 5000 años de historia de la retribución"
"Libros para regresar con una mayor perspectiva a las responsabilidades diarias"
Vivimos, velis nolis, en tiempos de ruido y aceleración. Siempre han sido semejantes. Pero éstos son los nuestros. Recibimos excesivos datos que en vez de contribuir a la reflexión empujan al desconcierto. Muchos viven turbados tratando de surfear esta época de fenómenos volátiles y vulnerables, inciertos, complejos y ambiguos. En el ejército norteamericano se les ocurrió el acróstico V.U.C.A., que ha hecho fortuna. Resulta, en fin, asombroso el atolondramiento en que demasiados perseveran aproados a un destino indefinido.
Bien explicó Aristóteles en Ética a Nicómaco (LID) que para llegar a una meta anhelada resulta insoslayable entender en su pleno sentido el concepto de causa final: lo primero en la intención, lo último en la consecución. Vivir azacanados es cuestión de cronómetro. Llegar a la cumbre, de brújula
Ayuda el engolfarse en estudios que aporten, que nos distancien de lo inmediato para regresar con una mayor perspectiva a las responsabilidades diarias (el desequilibrado Nietszche dixit). Pocas lecturas mejores que la última publicación de Enrique Sueiro, asesor y profesor de comunicación directiva. Sus anteriores producciones fueron Saber comunicar saber y Comunicar o no ser.
Brújula directiva: 25 horizontes (2020), su reciente libro, lo ha diseñado para “cualquiera que aspire a dirigirse con soberanía personal y a quienes, por su cargo directivo, pueden mejorar la vida de los demás”. Sueiro se ha inspirado en 25 referentes: desde clásicos griegos y romanos (Aristóteles, Cicerón, Epicteto, Marco Aurelio) hasta autores clave del ‘management’ contemporáneo (Drucker, Porter, Kaplan o Norton), pasando por Premios Nobel de Economía (Kahneman) y de la Paz (Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, el Dalai Lama), así como influyentes en el mundo de la política (Churchill o Arendt,).
El libro destila sabiduría acendrada de sus treinta años de experiencia profesional. Como broche de oro de cada capítulo garrapatea vivencias, como su cercanía a dos atentados terroristas, personas inspiradoras que ha conocido en diversos puntos del planeta y lecturas que han transformado su opinión...
Extracta, entre otras muchas, con acerada lucidez reflexiones de Carl Honoré en Elogio de la lentitud:
1.- La evolución opera sobre los más aptos, no sobre los más raudos.
2.- Una existencia urgida muta habitualmente en una vida epidérmica.
3.- Si todo el mundo optar por correr, acelerar no es ventaja competitiva.
Epícteto recordó con diversas formulaciones que la objetividad no está en manos de terceros y que no debemos depender de dictámenes ajenos. Kempis (2000 años liderando equipos) lo expresaba así: no pongas tu felicidad en la boca de los demás. Hemos de crear un personal Senado cuyos veredictos nos resulten de interés. Atender a lo que vociferan los contumaces de la ignorancia no aporta.
Citando a Goleman, pero apalancándose en el mucho más sólido Xavier Zubiri, Sueiro recuerda que es fundamental indagar en las propias emociones. Los sentimientos son como gatos: si no se les controla, acaban por arañarte.
Hoy -insiste con tino el autor- son tiempos de bitácoras más que de relojes. En ningún epitafio luciría bien una expresión como: Respondió 125.000 emails. Peor aun: Podría haber sido. Para ser lo que debemos ser, aquello a lo que estamos llamados a ser, es fundamental determinar hacia adónde vamos y adelantar a diario en la dirección y el sentido adecuados. Brújula directiva. 25 horizontes no debe faltar en la mochila.
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