Cinco siglos de enseñanzas En un año ignaciano, 'Jesuitas, liderar talento libre'

Ignacio de Loyola
Ignacio de Loyola

"No debemos prescindir de lo vivido por otros. Con más motivo cuando se trata de un conjunto de héroes con un compromiso profundo, que eso han sido y son buena parte de los miembros de la Compañía"

"Siguiendo los deseos de Ignacio de Loyola, se les ha gobernado en muchos momentos con respeto a su libertad. Casi todos han respondido con responsabilidad"

"Vivieron desde el principio y a lo largo de su devenir ecosistemas que resultan cabalmente semejantes a los actuales. Trabajaron para diseñar estructuras de decisión útiles para encauzar un porvenir sostenible"

"Los jesuitas, con sus luces y sus sombras, han logrado ser un referente mundial en su sector. Muchos han lanzado proyectos inspirados en ellos. Arrupe: tras conocerles, he entendido por qué tantos nos han odiado tanto. Ojalá unos y otros aprendan de los yerros"

"De eso y de mucho más trata mi libro 'Jesuitas, liderar talento libre' (LID, 2018), que me permito recomendar a todos los interesados en la portentosa iniciativa promovida por san Ignacio"

El 20 de mayo de 2021 se cumplieron 500 años de una herida que cambió la vida de muchos. En esa fecha de 1521, un irrespetuoso militar llamado Iñigo cayó en Pamplona defendiendo España de una invasión francesa. Aquel muchacho, tras semanas de dolorosa recuperación y una exigua selección de lecturas, resurgió como futuro fundador de la Compañía de Jesús.

Resulta pueril resolver miméticamente complicaciones presentes con soluciones pretéritas, pero si ignoramos lo que sucedió, nos incapacitamos para afrontar con acierto el futuro. No debemos prescindir de lo vivido por otros. Con más motivo cuando se trata de un conjunto de héroes con un compromiso profundo, que eso han sido y son buena parte de los miembros de la Compañía.

Siguiendo los deseos de Ignacio de Loyola, se les ha gobernado en muchos momentos con respeto a su libertad. Casi todos han respondido con responsabilidad. De ese equilibrio entre sana autonomía y respuesta tajantemente generosa han surgido imponentes frutos. No sólo han logrado inmensos resultados desde el confesionario, sino también desde tribunas, estrados, laboratorios o en cabañas de los indios del Amazonas o del oeste de Norteamérica.



Prohombres como Julio César, Hugo de Payns o Ignacio de Loyola son, desde diversos ángulos, pioneros. Organizaciones tan diferentes como el Imperio Romano, los Templarios y la Compañía de Jesús proporcionan claves para diseñar estructuras de decisión útiles para encauzar un porvenir sostenible.

Frente a ellos, manipuladores, asesinos y filibusteros que no entendieron éticamente su tiempo y su gente, como Hitler, Lenin, Drake, Chávez, Mussolini, Mao, los Castro, el Ché Guevara, Stalin o Trotsky, han conducido a sus seguidores al desastre, cuando no a la tumba. Ahora les imitan sus franquiciadospopulistas.

Plenos de incertidumbre fueron los tiempos en los que arrancó la Compañía. ¿Cómo olvidar la sagaz percepción de Nicolás de Bobadilla cuando aseguraba que Turca non posse vivere sine Venetiis, nec e contra? Desde el punto de vista comercial no podían vivir los turcos sin los venecianos y viceversa. Sin embargo, en momentos clave siguieron enfrentados, impidiendo a los primigenios jesuitas viajar a Tierra Santa. Venecia continuó al lado de los cristianos hasta que volvió a pactar con la Sublime Puerta en octubre de 1540. Esas volátiles circunstancias marcarían la orientación de la Compañía.

Incertidumbre la vivieron a fondo, porque Pablo IV les obstaculizó en temas centrales: entre otros, reducir la duración del mandato del prepósito general frente a lo previsto por Ignacio. Algo semejante acaeció con el oficio coral, que fue restablecido. Los jesuitas superaron embestidas a principios que consideraban fundacionales.

Vivieron desde el principio y a lo largo de su devenir ecosistemas que resultan cabalmente semejantes a los actuales. Incluso algunos más complejos, como la disolución en 1773 y su travesía por el desierto hasta la reinstauración en 1814.

Los jesuitas han logrado ser un referente mundial en su sector. Muchos han lanzado proyectos inspirados en ellos. Algunos aseguran que las suyas son iniciativas excepcionales y radicalmente diferenciales. Esas afirmaciones proceden del eclipse del sentido común en quien piensa que lo único bueno es lo propio. Para pilotar una organización con éxito es ineluctable aprender de otros. Como no siempre sucede así, en siglos posteriores algunos acabarían vendiendo como virtudes lo que los jesuitas habían ido descubriendo con su experiencia que eran vicios.

De eso y de mucho más trata mi libro 'Jesuitas, liderar talento libre' (LID, 2018), que me permito recomendar a todos los interesados en la portentosa iniciativa promovida por san Ignacio. En mi investigación muestro las inmensas luces, pero no oculto las sombras, pues algo mal debía hacer la Compañía cuando al ser disuelta en 1773, más de cuarenta obispos españoles, además de la práctica totalidad de órdenes religiosas, aplaudieron la disolución por parte de Clemente XIV.

De una organización contemporánea, émula de la Compañía, tal como recuerdo en 2000 años liderando equipos, comentó el padre Arrupe: tras conocerles, he entendido por qué tantos nos han odiado tanto. Ojalá unos y otros aprendan de los yerros.

Portada Jesuitas
Portada Jesuitas

Volver arriba