El Jordán no es solamente agua



Pasar por el Mar Muerto -muy cerca de la desembocadura del Jordán- y estar en Qumrán son dos hechos que han traído a mi memoria la importancia milenaria del rito bautismal, de las abluciones rituales en el mundo de Jesús. Los esenios tenían un complejo de canales para, en medio de semejante fosa tectónica en pleno desierto, poder preparase en los baños de purificación para la guerra escatológica entre los "hijos de las tinieblas" y los "hijos de la luz". Igualmente fariseos, saduceos y judíos todos tenían ceremonias de "limpieza" ética y religiosa. La lógica consistía en un baño -externo- que levantaba de la muerte en vida. No obstante, el bautismo de Jesús es interpretado por los textos como la unción mesiánica de Jesús, un sentido bastante distinto.


Juan, como personaje histórico, fue un profeta al mejor estilo del profetismo veterotestamentario que se aleja del templo y de sus tradiciones. Su predicación fue escatológica y ética, la primera en función de la segunda. Nunca fue sacerdote a pesar de la tradición de Zacarías recogida en el tercer evangelio. No sabemos si tuvo influencia del movimiento esenio –cosa que es probable– aunque las fuentes no nos dicen si formó parte de este grupo ascético. Con todo lo anterior podríamos decir que Juan se parece mucho a Jesús, aunque en realidad es Jesús quien se parece mucho a Juan pues fue discípulo de éste (Sanders, Jesús y el judaísmo, p. 144).

Juan practicaba el bautismo como un signo no solo de purificación sino, tal y como lo testifican los evangelios y Josefo, como signo de arrepentimiento y cambio. El rito además era subversivo y políticamente peligroso de alguna manera: es evidente que “pasar por el Jordán”, tal y como lo hizo Josué (Jos 3-4), para tomar posesión de “la tierra prometida” no era algo que hiciera muy felices a los romanos y a sus aliados porque "the Jordan is not just water" (Crossan, Jesus. A revolutionary biography, p. 33).

Sin embargo, es realmente interesante que la mención del bautismo de Jesús en el texto propuesto por la liturgia hoy (Lc 3,21-22) no es de especial importancia. Aún así tenemos una pequeña variable en el tercer evangelio: al ser bautizado, Jesús se encuentra orando. Lucas es el evangelista que con mayor frecuencia presenta a Jesús orando (5,16; 6,12; 9,18; 11,1; 22,32) y, como modelo para el discipulado, el objeto de las oraciones en el tercer evangelio es la petitoria del Espíritu (11,2; Hch 1,14; 4,31; 8,15).

Lucas, con su intencionalidad descriptiva e “histórica”, trata de dibujar el cuadro más verosímil posible hasta el punto de que el Espíritu Santo desciende "en forma corporal". Lo importante en este texto es que, para Lucas, el don del Espíritu es la investidura mesiánica de Jesús. Una investidura que se pondrá de manifiesto, como en Marcos, en su muerte por los demás.

Detalle importantísimo es el que no notamos por fuerza de costumbre: Juan no es quien bautiza a Jesús, el texto no dice quien está bautizando y no puede ser Juan porque ya ha salido de escena: fue arrestando por Herodes un versículo antes (3,20). Para Lucas, lo importante no es tanto el bautismo como hecho, sino que a través de este se corrobora la unción de Jesús como mesías, no por nada la citación implícita en la voz del cielo del Sal 2,7, salmo real-mesiánico, dirigido a Jesús (sy, "tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy"). Jesús es mesías y profeta, un personaje escatológico porque el fin de los tiempos –en la mentalidad de la época (cf. 1 M 4,46; 14,41)– iniciaría con la llegada del verdadero profeta que trae consigo el Espíritu.

Y, pues bien, un profeta atrae al pueblo de Dios a pasar por el Jordán: los invita a "entrar a la tierra prometida", un signo de libertad. Un signo profundo que radica en asumir una vida nueva pero, eso sí, en una sociedad nueva porque el bautismo -como cualquier otro ritual- puede quedarse en el baño externo aunque debería ser muestra del baño interno, tal como el gesto mesiánico es explicitado por Lucas. Entrar al agua del Jordán es pasar de la muerte a la vida saliendo de ahí, es "pasar el Mar Rojo" para asumir la liberación-salvación que el Mesías ha iniciado ya en la historia.
Volver arriba