Sobre la crisis en Nicaragua: “Lo que hicieron con uno de estos hermanos míos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25,40)


Por Kevin Gabriel González Vega
St. Mary School, Managua


Estas palabras de Jesús de Nazaret nos animan y comprometen con las realidades sufrientes de nuestros hermanos, de los más pequeños, de aquellos que son víctimas de la injusticia y la maldad del ser humano, capaz de destruir la vida humana. En las últimas semanas hemos sido testigos de las situaciones más atroces: madres que lloran a sus hijos muertos por causa de la violencia, jóvenes desaparecidos y recientemente la muerte de una familia entera calcinada en un incendio provocado. Ante estos hechos siguen resonando las palabras de Jesús, “conmigo lo hicieron”.

Como educador católico, no puedo quedarme de lejos de estas situaciones que enlutan a nuestra patria. El educador es una persona comprometida con la vida, es formador de vida en los niños y jóvenes que le son confiados. Al igual que Jesús, sale al encuentro de aquellos que están sumergidos en la tristeza y el dolor, como lo hizo el Señor con la viuda de Naín cuando ésta iba a enterrar a su único hijo: “Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores” (Lc 7,13) Fue la compasión y la cercanía de Jesús con esta pobre viuda, la que produjo el milagro, hacer brotar la vida en medio de una situación de muerte, cuando parecía que todo estaba acabado.

En la actualidad vivimos momentos de oscuridad en nuestro país, pareciera que la verdad y el bien quedaran burlados por la maldad y la injusticia. Pero, no debemos perder la esperanza. Es cuando más sentido tiene nuestra vocación de educadores, de creyentes, de hombres y mujeres de esperanza. Nos duele la patria, nos duele la vida de nuestros hermanos más pequeños, nos duele la indiferencia de muchos y, como dice el salmista, nos duele “el sarcasmo de los satisfechos” (Sal 123,4).

Ante esta realidad ¿Qué podemos hacer? Podemos hacer mucho con nuestra creatividad y compromiso en nuestra labor de formar personas. El Papa Francisco hablando acerca de un nuevo paradigma sobre el ser humano, la vida, la sociedad y la naturaleza, nos dice: “El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor” (Laudato Si' 231) Sí, con nuestro trabajo educativo hecho con amor, con nuestra presencia en medio de los niños y jóvenes en la escuela y ahora en nuestras aulas virtuales, somos capaces de transformar la realidad de nuestra patria.

He querido decir estas palabras porque me siento comprometido con Nicaragua, con mis hermanos y hermanas, con aquellos que no tienen las mismas oportunidades. La educación es un campo de acción hermoso. En una ocasión un experto de la Ley le preguntó a Jesús: ¿Quién es mi prójimo? ¿Con quién debo practicar la misericordia? Y el Señor le respondió con la parábola del buen Samaritano. Al respecto, el Papa Francisco dirigió está misma pregunta a los educadores: “¿Quién es el prójimo para un profesor?” El Papa responde: “El prójimo son sus estudiantes”.

A pesar de las situaciones de muerte e injusticia en nuestro país, no perdamos la esperanza y la alegría, que como dice el profeta: “aunque los campos no den frutos, y se acaben las ovejas del redil y no queden vacas en el establo, yo me alegraré en el Señor, gozaré en Dios mi salvador” (Ha 3,17) En medio de la oscuridad es posible la luz y la esperanza. Ojalá seamos comunicadores de buenas noticias en medio del dolor.

Hablando de nuestra realidad centroamericana, decía Jon Sobrino, SI: “Cuando veo el amor, tengo esperanza. Cuando veo gente que se esfuerza unos por otros. Mucho en este mundo gira alrededor del poder, pero también existe la bondad. La bondad es posible. Y donde hay bondad, hay esperanza.” Quisiera terminar este breve compartir con una frase de San Maximiliano Kolbe, el mártir de la caridad: “El amor es fuerza creadora. El odio destruye.” Aunque seamos testigos de la fuerza destructora del odio, que con las armas y las palabras engañosas parece que llevan la delantera, nosotros tenemos una fuerza mayor: el amor, que es creativo y que hace posible la construcción de un mundo mejor, desde la solidaridad, la justicia y la paz.

¡Que no nos quiten la esperanza!
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