"El Papa es una gran autoridad en el contexto de la geopolítica mundial" Sergio Mora: "La Santa Sede debe ser cauta para poder intervenir, si es necesario, como mediadora en el conflicto de Ucrania"

El vaticanista argentino Sergio Mora.
El vaticanista argentino Sergio Mora.

"Putin es un ciudadano ruso ortodoxo que carece de ideología marxista o capitalista. En mi opinión, es alguien que ha perdido la noción de las proporciones soñando en un pasado que hoy en día no existe"

"En la geopolítica de la Santa Sede, el diálogo, la fraternidad y la amistad social son las vías para resolver conflictos y construir un mundo más justo, pacífico y mejor. También lo son la verdad y la misericordia para no herir"

"En el conflicto entre Rusia y Ucrania todos somos cristianos. No hemos conseguido el diálogo y se ha desatado una guerra por ambiciones políticas porque en esta guerra no existe ningún aspecto religioso"

"Si quien agrede es un buen cristiano y lee el Evangelio, no entiendo cómo puede justificar la invasión de un país vecino. Hace exactamente lo contrario de lo que dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan en los libros Sagrados"

Hernán Sergio Mora es un vaticanista argentino que vive en Roma desde hace más de treinta años. Es un periodista de la Associazione della Stampa Estera, en Italia, y conoce las interioridades del Vaticano como la palma de su mano. Además, trabaja para varios medios de Italia y América Latina. "El papa Francisco es un auténtico defensor del diálogo, y no ha sido escuchado", asegura. "Para Francisco, esta agresión de Rusia contra Ucrania es muy dolorosa porque estamos hablando de cristianos luchando contra cristianos, como dijo él mismo hace unos días".

¿Cómo vivió el Papa la agresión de Putin a Ucrania, él que había hecho tanto esfuerzo para que no se produjera?

Francisco recibió la noticia con mucho dolor. En Ángelus del domingo 27 de febrero dijo, con el corazón destrozado: “Que se callen las armas ante esta tragedia”. Desde el Vaticano se ha rezado mucho para que no se fuera por ese camino. "No dejamos de rezar –insistió Francisco– para sentirnos todos hermanos e imploramos a Dios el fin del conflicto". Cuando empezó la guerra, el Papa, en algo sin precedentes, fue a la Embajada Rusa ante la Santa Sede. Lo hizo discretamente. De hecho, nadie lo habría sabido de no haber sido por una fotografía que se hizo en el pequeño Fiat con la que se trasladó, publicada más tarde en las redes. Este hecho manifestó la voluntad del Papa de trabajar en favor de la paz.

¿Es muy potente el papel del Vaticano y la democracia papal en esa crisis?

Sí, lo es mucho. Sin diálogo no hay nada, dice Francisco. Hay voces que quisieran que, en este caso, hubiera una condena por parte del Vaticano, incluyendo nombres y apellidos. Pero no se han dado cuenta de que de hacerse así sería imposible la mediación. El Vaticano debe ser muy cauto; sólo así, si es necesario, podrá intervenir. De toda la geopolítica que existe en el mundo, el Papa es indudablemente una gran voz ética y una autoridad mundial.

En cambio, en este conflicto Putin es un ciudadano ruso ortodoxo que carece de ideología marxista o capitalista. En mi opinión, es alguien que ha perdido la noción de las proporciones soñando en un pasado que hoy en día no existe.

¿En qué consiste ese papel de la Iglesia en la geopolítica, siempre ha sido igual?

No, no siempre. Debemos distinguir entre la Iglesia como entidad espiritual en su faceta evangélica y pastoral, de la Santa Sede y las relaciones internacionales que pueda mantener, sin confundirla con el Estado-Ciudad del Vaticano. La Iglesia católica es milenaria y, en cambio, la presencia del papado en la escena internacional es relativamente reciente. Anteriormente, había estado muy aislado.

Por ejemplo, la Santa Sede no fue invitada a las conferencias que pusieron fin a las dos guerras mundiales. Pero todo cambió cuando Juan Pablo II ocupó el sóleo pontificio de Pedro. Era la Guerra Fría y existía un mundo bipolar y simétrico entre ambas superpotencias. La sorpresa llegó cuando Wojtyla dijo el día de su elección, dirigiéndose a sus fieles, que no tuvieran miedo. Desde ese momento hasta la caída del muro de Berlín, que significó el fin de la Guerra Fría y la consolidación de EE.UU. como nación hegemónica, todo fue diferente. La Ostpolitik del Vaticano, es decir, la política de distensión con los países comunistas, se convirtió en un trabajo importante.

Juan Pablo II fue un Papa longevo muy bien informado y desde entonces se hizo escuchar en los grandes debates internacionales. Sin embargo, el mundo ha cambiado, el escenario internacional es multipolar y la Iglesia siempre se adapta a cada época histórica. El peso del Vaticano sigue siendo muy importante porque es básicamente moral, y en pleno siglo XXI se adapta a cada época histórica, pero sin renunciar a su mensaje ni deformarlo.

¿Cuál es la base de la geopolítica para la Santa Sede?

Una de las ideas básicas es que con la violencia no se puede resolver los conflictos. El camino es el diálogo, la fraternidad y la amistad social, y los tres conceptos son vías para construir un mundo más justo, pacífico y mejor. También lo son la verdad y la misericordia por no herir.

En el conflicto entre Rusia y Ucrania todos somos cristianos. No hemos conseguido el diálogo y se ha desatado una guerra por ambiciones políticas porque en esta guerra no existe ningún aspecto religioso. Si quien agrede es un buen cristiano y lee el Evangelio, no entiendo cómo puede justificar la invasión de un país vecino. Hace exactamente lo contrario de lo que dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan en los libros Sagrados.

Hospital de Mariúpol
Hospital de Mariúpol

¿Cómo valoras el pontificado del Papa Francisco, que en estos días cumple nueve años?

Altamente positivo, tanto en lo que se refiere a los asuntos generales como a los concretos. Por ejemplo, cuando se descubrió el tema de los abusos, la revista Newsweek publicó una portada cuyo titular formulaba esta pregunta: "¿Sobrevivirá la Iglesia a esto?" Entonces, recuerdo que hice una entrevista por la agencia Zenit a un corresponsal de El País que me dijo que Francisco había vuelto el orgullo de ser católico a muchas personas que estaban consternadas por las noticias que aparecían sobre esta problemática. Ahora, el tema está muy bien enfocado porque el Papa quiere total transparencia y pretende llegar al fondo de la cuestión. Así lo quiere hacer también en aspectos como la corrupción en el IOR, el llamado Banco Vaticano que ha sido totalmente reestructurado.

El itinerario lo inició Benedicto XVI, le sigue bien el Santo Padre Francisco y los frutos ya están llegando. El Papa ha puesto en marcha también una gran reforma que ha tocado a la Congregación de la Doctrina de la Fe. Y esta reforma permitirá dar una nueva vuelta de tuerca en el tema de los abusos. Y, además, todo ocurrirá más ágilmente para que la resolución de los casos sea rápida. La política de transparencia del Papa en el Vaticano no tiene vuelta atrás.

¿Cómo aplica esos valores a los temas de los abusos?

La Iglesia católica es ahora la que está yendo más al fondo de esta cuestión; hay abusos en otras muchas instituciones y la Iglesia está dando ejemplo de cómo hacer frente. El problema es que se ha dado cuenta tarde. El Padre Lombardi, quien fue portavoz del Vaticano, decía que eran acusaciones que venían de gente que quería dinero y creía que eran casos aislados. Pero en cierto momento, ya con Benedicto XVI, se cambió de actitud y pensó en reparar esta problemática porque había víctimas que eran reales. Incluso Francisco dio las gracias a los periodistas que destaparon el tema porque, de no haber sido así, todavía seguiría existiendo esta peste. La idea de que los paños sucios se lavan en casa el Papa le ha desterrado para siempre.

Un informe sobre abusos en la Iglesia de Múnich atribuye a Benedicto XVI no  haber actuado en cuatro casos

'Foc Nou' i 'Religión Digital', entre otros medios, participaron en una audiencia con el Papa organizada por el Consorcio Internacional de Medios de Comunicación Católicos. ¿Cómo ve a Pontífice la comunicación?

Está muy preocupado por las fake news, y la infodemia, sobre todo durante la pandemia que todavía sufrimos. A los periodistas siempre nos dice que busquemos la verdad y que la digamos con misericordia, que contrastemos y sobre todo que controlemos las fuentes. Ahora la información circula mucho más rápido que cuando yo llegué a Roma. A quienes conocemos el Vaticano por dentro y sus dinámicas, el Papa siempre nos anima a ser aún más profesionales. A menudo nos recuerda que la ética del periodismo en el Vaticano es la misma que debe seguir un buen periodista en cualquier otro campo, como explicando esta guerra en Ucrania.

* Artículo publicado originalmente en el número 503 de la revista Foc Nou.

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