Juan José Tamayo nos acompaña en un recorrido por la vida de Pedro Casaldáliga La esperanza es subversiva

Juan José Tamayo, junto a su libro de Casaldáliga en Herder
Juan José Tamayo, junto a su libro de Casaldáliga en Herder

El teólogo Juan José Tamayo siguió muy de cerca el itinerario vital de Pedro Casaldáliga a través de más de una década de relación epistolar. A partir de estos escritos y del testimonio de amigos comunes, elabora el relato de un hombre en el que convergen armónicamente múltiples dimensiones: el misionero, el profeta, el místico, el poeta, el teólogo y el obispo.

Una cruz de palo tan ancha como las muñecas de un adulto. A pocos metros del río Araguaia. En el cementerio de las afueras de la ciudad de São Félix do Araguaia. Allí donde se entierran a los pobres de la comunidad. Junto a un peón y una prostituta. En ese lugar quiso ser enterrado Pedro Casaldáliga (Balsareny, 1928 - Batatais, 2020). En coherencia absoluta con sus creencias, pidió descansar en el mismo lugar donde despidió a tantas personas empobrecidas a las que acompañó en su medio siglo de residencia en Brasil.

En el año 1968 el misionero claretiano Pedro Casaldáliga se instaló en la región del Mato Grosso. Enseguida surgió una complicidad indestructible con los condenados de la tierra. Una región de grandes latifundios destinados a la explotación agraria y a la explotación del hombre. Allí Casaldáliga vivió la experiencia de la fe, el amor y de la justicia. Era un momento esperanzador para la Iglesia latinoamericana, que impulsaba un cambio de paradigma hacia el cristianismo liberador. De la mano de la teología de la liberación Casaldáliga optó por la opción preferencial por los pobres sobre quienes recaen las profundas formas de injusticia y opresión.

Pedro Casaldáliga
Pedro Casaldáliga

Juan José Tamayo nos acompaña en un recorrido por la intensa vida de Pedro Casaldáliga. El libro Pedro Casaldáliga: larga caminada con los pobres de la tierra(Herder, 2020) hace un análisis certero de la trayectoria vital de este gran pensador y poeta que sueña y lucha por construir una iglesia comprometida con las comunidades indígenas y afrodescendientes. En su otro libro Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica (Fragmenta, 2013) Tamayo postuló a Casaldáliga como uno de los perfiles que responden a la idea de intelectual comprometido con el espacio público, la conciencia crítica del poder y la transformación social.

Larga caminada con los pobres de la tierra es el título que Tamayo eligió para mantener viva la memoria de una personalidad subversiva que acompañó al pueblo en su lucha por la liberación de la violencia estructural del sistema generada fundamentalmente por el capitalismo salvaje. Un compañero comprometido con la defensa de los marginados que se puso del lado de los movimientos revolucionarios latinoamericanos demostrando su internacionalismo solidario. Caminar con, no liderar, ni protagonizar, ni sustituir. Durante medio siglo, Casaldáliga vivió en una casa humilde al costado de sus conciudadanos ratificando sus creencias con el ejemplo.

Casaldáliga ejerció un profetismo liberador que despertó conciencias adormecidas
Casaldáliga ejerció un profetismo liberador que despertó conciencias adormecidas

En una región sin ley de Brasil, en donde los amos de la tierra imponen su derecho sobre los más débiles, Casaldáliga echa sus raíces. En medio de una durísima realidad ejerce un profetismo liberador que despierta las conciencias adormecidas y denuncia las injusticias del sistema. La defensa de los derechos humanos de la población indígena que trabaja como esclavos de los latifundios le valieron numerosas amenazas de muerte.

Tamayo siguió muy de cerca el itinerario de Casaldáliga a través de más de una década de relación epistolar. Abordando sus escritos y a través del testimonio de amigos comunes elabora el relato de un hombre en el que convergen armónicamente múltiples dimensiones: el misionero, el profeta, el místico, el poeta, el teólogo, el obispo. Todas estas dimensiones están atravesadas por la “praxis”, es decir, una práctica en diálogo con la teoría que busca transformar la realidad para hacerla más digna y justa. En la mejor tradición de Kant que preguntará: “Qué puedo hacer, qué me cabe esperar, qué debo hacer”.

Casaldáliga dejó una huella allí por dónde pasó, y se convirtió en el mensajero de la utopía de otro mundo posible. Contribuyó a construir una Iglesia comprometida con la reivindicación de los pobres. Su mensaje fue “de esperanza en esperanza caminamos esperanzándonos”.

Volver arriba