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Rezar dos veces, un nuevo espacio dedicado a la música

Decía San Agustín que quien reza cantando, reza dos veces. Y lo más probable, es que tuviera razón. Así pues, será este un espacio abierto que, con humildad pretende seguir la senda de San Agustín tan bien ilustrada a mi parecer en el diseño de la cabecera realizada por el artista plástico Jesús Zurita. Vamos pues a compartir este lugar virtual, este espacio digital al que me incorporo con gusto, entusiasmo, emoción y siempre agradecido. Un espacio de confianza, dedicado por supuesto a la música de una forma distendida, en concreto a la música religiosa o sacra pero no desde una perspectiva única y conservadora.

Mi experiencia, ya sea como compositor realizando una misa, varios motetes, pequeñas oraciones y marchas procesional; o como docente, impartiendo seminarios sobre análisis y composición musical en los que a menudo toco temas relacionados como la música y la religión, me ha demostrado que muchas veces se tiene tal desconocimiento de cuán profunda y cuán emocionante puede ser esta música que se tiende a pensar que es algo sesudo y complicado. Así que, entre otras muchas cosas, vamos a intentar desmontar esa visión…

Al respecto de cómo debe ser la música religiosa se ha escrito mucho. Sin ir más lejos, resulta archiconocido el motu propio de S.S. Pio X en el que establece cómo debe ser la música relacionada con la liturgia. No faltarán tampoco quienes afirmen, especialmente desde una perspectiva puramente teológica, que no puede haber música religiosa sin texto, partiendo de la base de que el lenguaje supone, para la condición humana, el carácter específico fundamental, así como que la palabra (el verbo) y su predicación es esencial para la divulgación y conocimiento de la religión. Sin embargo, a pesar de la importancia de la palabra en todo lo concerniente a la religión, resulta también evidente, como bien recoge en sus escritos el teólogo Hans Küng, que existen manifestaciones mudas de fe y que, por consiguiente, también podrán tener su lugar en los oficios divinos expresiones no verbales. Nos dice también que, según estos supuestos, será posible alabar a Dios no sólo con la lengua, sino también con las manos, los pies y con instrumentos; así pues, también con la música -y no sólo la música vocal- sino con música puramente instrumental, podrá expresarse la fe.

Recogiendo lo que interpretamos como una invitación de Hans Küng a creer con los sentidos y no sólo desde la razón (si es que esto último es posible), dedicaré las próximas publicaciones a hablar sobre música relacionada de una u otra manera con la fe, las creencias, la liturgia y las religiones. Por supuesto, no sólo se hablará aquí de esa música que quizá ahora tenemos en mente (se me ocurre alguna cantata de Bach); esto es, no sólo se tratará aquí la música vocal -con o sin acompañamiento instrumental- si no también la puramente instrumental porque en ella, como veremos, también hay mensajes ocultos. Veremos, pues, si es posible encontrar a Dios también en la música puramente instrumental…

Así pues, os invito a conocerme, a conocer mi música y a compartir este espacio musical.

Rubén Jordán

www.rubenjordan.com

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