Los Legionarios de Cristo, pillados con 295 millones en los 'Papales de Pandora' Árbol malo no puede dar frutos buenos

Misa inaugural del Capítulo General de la Legión de Cristo
Misa inaugural del Capítulo General de la Legión de Cristo

Años después, de su supuesta conversión, se descubre, en los Papales de Pandora, que sus 'ahorros' en diversos paraísos fiscales alcanzan los 295 millones de euros

Roma decidió darles una segunda oportunidad, sobre todo después de los informes de cinco obispos inspectores, entre los que se encontraba el de Valladolid, Ricardo Blázquez

El comisario político del Vaticano fue el cardenal Velasio De Paolis, que, tras tres años de supuesta “purificación”, declaro que la congregación religiosa estaba “curada y saneada”

Velasio de Paolis falleció en 2017, pero los inspectores, incluido el cardenal Blázquez, siguen vivos. ¿Va a reconocer el arzobispo de Valladolid que se equivocó con los Legionarios y que, como dice el Evangelio, “árbol malo da frutos malos” y, por lo tanto, no se puede podar, sino que hay que cortarlo de raíz?

“Árbol malo da frutos malos” (Mt, 7:17-20). Ya lo dice el Evangelio de Mateo y lo saben los campesinos de todo el mundo: que de un árbol podrido, plantado por un pederasta-abusador, como Marcial Maciel, no se pueden esperar frutos. Y menos, frutos buenos. Los Legionarios de Cristo nacieron de las manos de un mal sembrador, que los sembró entre zarzas y espinos y, como era lógico, se convirtieron en cizaña. Lo llevan en su Adn. Y, años después, de su supuesta conversión, se descubre, en los Papales de Pandora, que sus 'ahorros' en diversos paraísos fiscales alcanzan los 295 millones de euros.

Y eso, después de lo que ellos mismos llamaron su 'noche oscura' o, mejor dicho, su descenso a los infiernos, cuando se destaparon algunas (que no todas) las fechorías de Maciel. Ya entonces, algunos altos eclesiásticos se empeñaron en volver a resucitarlos y a conseguir el imposible de convertir la cizaña en trigo.

Juan Pablo II y Maciel

Roma decidió darles una segunda oportunidad, sobre todo después de los informes de cinco obispos inspectores, entre los que se encontraba el de Valladolid, Ricardo Blázquez. Los inspectores se entrevistaron con unos mil legionarios y recibieron “centenares de testimonios escritos, incluso de los obispos diocesanos, con testimonios incontrovertibles” sobre los pecados y delitos de su fundador.

Pero, a pesar de las evidencias de podredumbre total de la institución, entre las conclusiones de los inspectores figuraba la de “no abandonar” a los Legionarios, que serán “acompañados” por el Vaticano en un camino de renovación, por medio de “un delegado del Papa y de una comisión de estudio de las constituciones”, o sea, de los estatutos.

El comisario político del Vaticano fue el cardenal Velasio De Paolis, que, tras tres años de supuesta “purificación”, declaro que la congregación religiosa estaba “curada y saneada”, aunque admitió que sobrellevaría siempre la culpa de su fundador y de aquellos que demoraron en reconocer sus crímenes de pedofilia.

Blázquez y los Legionarios

Velasio de Paolis falleció en 2017, pero los inspectores, incluido el cardenal Blázquez, siguen vivos. ¿Va a reconocer el arzobispo de Valladolid que se equivocó con los Legionarios y que, como dice el Evangelio, “árbol malo da frutos malos” y, por lo tanto, no se puede podar, sino que hay que cortarlo de raíz?

El Papa Francisco no se cansa de pedir a sus prelados que deben rendir cuentas. Pero no lo harán. No están acostumbrados. Sería demasiado humillarse. La rutina del funcionariado clerical está en 'lo de siempre'. Y, además, saben que nadie les exigirá esa rendición de cuentas. La institución lo aguanta todo. Así le luce el pelo de la imagen social y de la credibilidad. Y, sin ella, no hay evangelización posible.

Velasio de Paolis y los Legionarios

Primero, Religión Digital
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