No temen defraudar las altas expectativas depositadas en la asamblea sinodal Buenas vibraciones en el Sínodo de la Amazonía, que se le atraganta a los rigoristas

El Papa y las mujeres del Sínodo de la Amazonía
El Papa y las mujeres del Sínodo de la Amazonía

Se suma a la conversación Miguel Heinz, el presidente de Adveniat, la asociación alemana que canaliza la generosidad de los creyentes e invierte más de 40 millones de euros anuales en Latinoamérica

Todos esperan que Francisco les sorprenda con el gesto de permitir el voto a las superioras generales

Todos creen que se va a abrir una rendija en la hasta ahora férrea disciplina del celibato obligatorio, que se dará paso al celibato opcional y a algún ministerio que acerque oficialmente al altar a las mujeres

En otros ambientes van incluso más allá y hablan abiertamente del final de una concepción ministerial exclusivamente clerical, fuente de tantos males

“Esto no pudo haber empezado mejor. Con el Papa reivindicando las plumas frente a los tricornios y con el pueblo sinodal pleno de buenas vibras”. Me lo susurra el cardenal Barreto, a la salida de una de las primeras sesiones sinodales. Y su rostro refleja satisfacción contenida y emoción.

A su lado, el decano de la Facultad de Teología de la UCA de Buenos Aires, Carlos Galli coincide en el diagnóstico. “Y eso que la apuesta es alta”, añade.

Pronto se van sumando al corrillo curas, laicos y obispos. Todos nos conocen en la Amazonía española y también en la brasileña, gracias a la impagable labor que, desde hace años, viene haciendo allí nuestro corresponsal en Brasil, Luis Miguel Modino.

Se palpa en todos alegría y enormes dosis de esperanza. Les pregunto si son conscientes de que las expectativas son enormes en todo el mundo y que, por lo tanto, si no se consiguen resultados concretos y no mera palabrería, la decepción va a ser brutal. Todos avalan el diagnóstico, pero no ceden al pesimismo en absoluto.

Nos saluda Erwin Kräutler, el obispo emérito de Xingu, una de las almas del Sínodo y un reconocido profeta del Amazonas.

Miguel Heinz

Se suma a la conversación Miguel Heinz, el presidente de Adveniat, la asociación alemana que canaliza la generosidad de los creyentes e invierte más de 40 millones de euros anuales en Latinoamérica.

El padre Heinz es verbita, estuvo décadas de misionero en Bolivia y acaba de intervenir en el Sínodo sobre la ecología integral, pero lo que realmente le preocupa son los nuevos ministerios y el papel de la mujer en las comunidades y cómo reivindicarlo en el mismo Sínodo.

Tanto que está pensando consumir su turno de cuatro minutos, plateando una moción para pedir oficialmente al Papa que conceda el voto a las superioras generales (o a sus representantes), tal y como vienen haciendo lo superiores generales masculinos.

De hecho, todos esperan que Francisco les sorprenda con este y con otros gestos a los que nos tiene acostumbrados y que son como encíclicas.

Modino, en la Plaza de San Pedro

A los diversos círculos a los que he sondeado, todos creen que se va a abrir una rendija en la hasta ahora férrea disciplina del celibato obligatorio, que se dará paso al celibato opcional y a algún ministerio que acerque oficialmente al altar a las mujeres. Lógicamente, no tuve acceso al círculo del cardenal Sarah y sus amigos, que seguro se persignan sólo al oír estas cosas.

En otros ambientes van incluso más allá y hablan abiertamente del final de una concepción ministerial exclusivamente clerical, fuente de tantos males del clericalismo que denuncia a menudo el Papa. Una nueva concepción en la que primen las necesidades de las comunidades

Y que sean las propias comunidades eclesiales (a imagen y semejanza de la Iglesia primitiva) las que elijan como sus sacerdotes a los que crean más preparados para ese servicio. Casados o solteros. Hombres o mujeres. Ministros/as que sirven a la comunidad y que no se sirven de ella. Sería el final de la casta clerical, y eso los clérigos rigoristas no lo soportan. Por eso están que muerden y claman a la herejía y al cisma. Pero el Espíritu y la Historia siempre caminan hacia adelante.

Sínodo Amazonía

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