" ¡Que es usted el portavoz del episcopado, no un hooligan ni un rigorista cualquiera!" ¡Defensa de los curas, sí, pero no así, monseñor García Magán!

Monseñor García Magán!
Monseñor García Magán!

"Al gran ojo de las cámaras no se le escapa nada: las reacciones, los tics, la actitud. En definitiva, el lenguaje corporal que, a veces, dice más que el verbal"

"El cardenal de Barcelona mantuvo, durante toda la larga rueda de prensa una actitud humilde, compasiva, misericordiosa, cercana y nada arrogante. Quiso centrar el tema en el dolor que la Iglesia siente por las víctimas"

"García Magán, con un lenguaje corporal y verbal repleto de nervios y arrogancia, bajando el micrófono al estilo de los políticos cabreados, gesticulando con la cabeza ante las preguntas de los profesionales, gesticulando, sonriendo despectivamente y respondiendo (cuando quiso) de modo displicente y, a veces, incluso agresivo"

"Monseñor García Magán representó hoy, a las mil maravillas, al sector episcopal que no parece dispuesto a reconocer ni asumir ni pedir perdón por los abusos de su clero"

He seguido online la rueda de prensa de Añastro, en la que el cardenal Omella, presidente del episcopado, acompañado del secretario general de los obispos y obispo auxiliar de Toledo, monseñor García Magán, trataron de explicar a los periodistas y, a través de ellos, a la sociedad española qué siente y qué hace la Iglesia para sanar a sus víctimas, a las víctimas de los abusos sexuales cometidos por su clero.

Al gran ojo de las cámaras no se le escapa nada: las reacciones, los tics, la actitud. En definitiva, el lenguaje corporal que, a veces, dice más que el verbal. Lo primero que he comprobado es una comparecencia dual, con una especie de poli bueno, representado por Omella, y otro poli malo, García Magán. El cardenal de Barcelona mantuvo, durante toda la larga rueda de prensa una actitud humilde, compasiva, misericordiosa, cercana y nada arrogante. Quiso centrar el tema en el dolor que la Iglesia siente por las víctimas. Y quiso ponerlas a ellas por delante de la imagen de la institución.

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Omella
Omella

También quiso quitar hierro al tema de los números y de las cifras, sin darse cuenta de que detrás de las cifras hay personas. Y que la extrapolación de las magnitudes recogidas en la encuesta que presenta el informe del Defensor del Pueblo es lógica y legítima. De lo contrario, es imposible aproximarse a esos números, trágicos sobre todo para las víctimas y para todo el 'santo pueblo fiel de Dios'.

En Francia, se siguió el mismo método de la extrapolación y los obispos franceses, no denigraron, por eso, el informe Sauvé. Al contrario, lo acogieron, dieron las gracias, pidieron perdón y se fueron al santuario de Lourdes a hincarse de rodillas ante la Virgen y en homenaje a las víctimas. Ésa es la actitud, lo demás, los peros o los ‘y tú más’ (familia, sociedad) son camino de sanación equivocados. Y que, además, repercuten negativamente en la imagen social de la Iglesia y no contribuyen, en absoluto, a que la plaga de los abusos quede atrás.

Omella intentó, pues, dar pasos hacia esta nueva actitud de humildad, reconocimiento y perdón (con sanación y resarcimiento) hacia las víctimas, sin lograrlo del todo. Además, tuvo al lado, durante toda la rueda de prensa, una confirmación viva de la otra postura del episcopado, encarnada visualmente, como una bofetada, por el secretario de los obispos.

Rueda de prensa
Rueda de prensa

Con un lenguaje corporal y verbal repleto de nervios y arrogancia, bajando el micrófono al estilo de los políticos cabreados, gesticulando con la cabeza ante las preguntas de los profesionales, sonriendo despectivamente y respondiendo (cuando quiso) de modo displicente y, a veces, incluso agresivo.

No, monseñor Magán, así no. ¡Que es usted el portavoz del episcopado, no un hooligan ni un rigorista cualquiera! Le falta sosiego y calma y le sobra prepotencia. Como la de contestar y explayarse, cuando las preguntas van a favor de obra (de ‘su’ obra) y callarse o salirse por la tangente, cuando no le conviene.

No es de recibo que no quisiese contestar al caso del cura pederasta de su archidiócesis de Toledo. Un caso sentenciado y que usted conoce a la perfección. No olvide que no puede lavarse las manos. Que, aunque estuvo casi 10 años en Roma, desde 1998 forma parte, a todos los efectos, del clero arquidiocesano y en puestos de relieve.

Y, además, su nombre también figura como supuesto encubridor en la denuncia canónica presentada formalmente ante diversas instancias de la Curia romana contra el arzobispo emérito de Toledo, Braulio Rodríguez, el arzobispo titular, Francisco Cerro, el obispo auxiliar, monseñor García Magán, y un obispo auxiliar de una diócesis cercana.

García Magán
García Magán

Desgraciadamente, monseñor García Magán representó hoy, a las mil maravillas, al sector episcopal que no parece dispuesto a reconocer ni asumir ni pedir perdón por los abusos de su clero, porque los siguen considerando meros pecados y porque siguen pensando que los obispos no deben denunciar a sus curas, como un padre no denuncia (sic) a sus hijos por muy malo que sea. ¿Y si es un criminal?

Monseñor García Magán responde a la actitud de todos esos curas tuiteros (de su diócesis y de diócesis cercanas), que pretenden seguir negando las evidencias de los abusos del clero, achacándolo todo a los "enemigos de la Iglesia" y marcando línea a los obispos.

Una óptica que compartía, hace poco, en una carta de todos los sacerdotes, uno de los dirigentes clericales de Toledo, nada menos que el vicario para el Clero, Carlos Loriente García, en forma de sentencia apodíctica: “Tampoco pueden hacernos juzgar con la sensibilidad actual cuestiones de hace dos décadas”. Y, como es habitual en los negacionistas de los abusos, mata al mensajero y culpa a “la presión mediática infame”, a la que tacha de “ilícita e, incluso podría revestir tintes delictivos”.

¿Puede seguir siendo secretario y portavoz del episcopado, un obispo que hace gala de estas actitudes en rueda de prensa y que, además, está denunciado formalmente en Roma por el caso de abusos del sacerdote Rodríguez Ramos, sentenciado (en primera instancia) a siete años de cárcel? Yo creo que no. Pero, como siempre, el estamento clerical no moverá un dedo contra él. Ni aquí ni en Roma. Hoy por ti y mañana, por mí: Una de las leyes no escritas del clericalismo todavía imperante.

Braulio, Cerro y García Magán

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