¡Excelente video vocacional!
El impacto del video está siendo brutal. No sólo está 'petando' las redes sociales, sino que, además, ha roto el techo de cristal de los medios de papel, que tambié hoy se hacen eco de la campaña. Objetivo, pues, más que cumplido. Hasta en la calle se habla de los curas. Y para bien. Y sin apenas gastos. Todo la campaña cuesta 7.000 euros. Más eficacias, imposible.
Un video impactante, porque tuvo la genial idea de colocar el trabajo como gancho vocacional en época de crisis. Una idea que rompe moldes, que llama la atención, que provoca reacciones. Nadie (alguno habrá) se hace cura por estar en paro. Ni por encontrar un trabajo fijo y para toda la vida. Porque la profesión-vocación sacerdotal lleva aparejadas obligatoriamente otras renuncias muy serias y muy profundas. Renunciar, por ejemplo, a casarse, a crear una familia y a tener hijos. O, por ejemplo, obedecer al obispo siempre. O vivir austeramente con un sueldo de entre 800 y 1.200 euros.
La idea del trabajo fijo y para siempre es un recurso publicitario viral, que engancha, que llama la atención y que lanza el video al estrellato y al debate público. Sólo así se llega al público objetivo juvenil, destinatorio principal de la campaña vocacional. Sólo así puede haber alguna posibilidad de que algunos chavales se lo piensen, se lo comiencen a plantear.
Porque, tras el gancho y el reclamo del trabajo fijo, el video va mucho más al fondo. Y ofrece a los chicos más que un trabajo, una "vida apasionante" de entrega a los demás y de seguimiento de Jesús de Nazaret. Y ésos son los ideales que mueven a hacerse cura.
Enhorabuena a la Conferencia episcopal, a Isidro Catela y Ángel Pérez Pueyo, que han sabido captar y hacer realidad que la nueva evangelización necesita nuevos métodos e instrumentos modernos. Ése es el camino a seguir. La siembra, la abundante siembra del video, está hecha. Los frutos...en las manos de Dios.
José Manuel Vidal