Con el nombramiento de Fernández consolida el proceso de reformas Francisco, el maestro de ajedrez: un peón llega a alfil en Doctrina de la Fe

Papa y Tucho Fernández
Papa y Tucho Fernández

"En una jugada maestra, el Papa convertía a otro peón en alfil de su particular tablero eclesiástico"

"El Papa no solo designa a un teólogo periférico para el cargo, sino que, además, le asigna la tarea de reconfigurar la figura del prefecto del dicasterio"

"Se ha terminado el tiempo de la persecución, de los chivatazos a Roma, del miedo y del sufrimiento de centenares de excelentes teólogos (los mejores) que fueron enjuiciados y llamados al orden y castigados de diversas maneras"

"Con su arte consumado de gobernar manda un claro aviso a navegantes: la primavera sigue su curso y seguirá"

"Fernández él y los cardenales francisquitas (que ya superan los dos tercios del colegio cardenalicio) se encargarán de que, después de un Juan XXIII-Francisco, venga otro Pablo VI, que termine la revolución reformista eclesial"

El pasado 26 de mayo, el Papa Francisco volvía a sorprender al escalafón clerical, nombrado a un ‘cura villero’ arzobispo de Buenos Aires. Para nosotros, el nombramiento respondía a la dinámica habitual en este pontificado, en el que Bergoglio se reserva el nombramiento de prelados de ‘su cuerda’ para las grandes sedes mundiales. Desde Guatemala a Caracas, pasando por Madrid.

A nosotros, en cambio, lo que más nos sorprendía no era el nombramiento en sí, sino la persona designada. Y no porque monseñor García Cuerva no se lo mereciese. Al contrario, reunía todas las condiciones que busca Francisco en un obispo: pastor en salida, con olor a oveja, misericordioso y servidor de la comunidad.

García Cuerva y Fernández
García Cuerva y Fernández

Nos sorprendía, porque, a nuestro juicio, el nombramiento de García Cuerva cerraba el paso a Víctor Manuel Fernández para acceder a la sede primada argentina. O eso creíamos. Porque la verdad es que, un mes más tarde, Francisco descubría su jugada: su amigo, su confidente, su teólogo de cabecera accedía al cargo de prefecto de Doctrina de la fe.

En una jugada maestra, el Papa convertía a otro peón en alfil de su particular tablero eclesiástico. Es una de las constantes de este pontificado: simples peones que pasan a alfiles, torres o caballos (léase cardenales, arzobispos metropolitanos o curiales con mando en plaza).

Además, el Papa no solo designa a un teólogo periférico para el cargo, sino que, además, le asigna la tarea de reconfigurar la figura del prefecto del dicasterio.  ‘Tucho’ Fernández no sólo llega a uno de los puestos de máxima responsabilidad eclesial, sino que llega con un cometido claro y contundente: Recuperar el objetivo principal del Dicasterio, que ya no es perseguir o controlar, sino alentar el pensamiento en libertad, promover la reflexión al servicio de la evangelización, hacer crecer la comprensión del Evangelio.

Pagola

Se ha terminado el tiempo de la persecución, de los chivatazos a Roma, del miedo y del sufrimiento de centenares de excelentes teólogos (los mejores) que fueron enjuiciados y llamados al orden y castigados de diversas maneras. Desde Boff a Sobrino, pasando por Häring, Congar, Forcano, Queiruga, Tamayo o Pagola. Con “métodos inmorales”, como confiesa el propio Papa.

Jugada típica del Francisco maestro de ajedrez que, además, con ella efectúa un acto de gobierno sólido y atronador. El Papa es un gobernante que toma grandes decisiones, sin temblarle el pulso. Decisiones con las que rompe el espinazo al clericalismo y apuntala su proceso de reformas. Y con su arte consumado de gobernar manda un claro aviso a navegantes: la primavera sigue su curso y seguirá.

“Nadie puede parar la primavera en primavera, cuando viene en alas del Espíritu”, solemos decir. Con 60 años, Fernández está llamado (como próximo cardenal que sin duda será) a ser la memoria viva del proceso reformador de Francisco. Es decir, él y los cardenales francisquitas (que ya superan los dos tercios del colegio cardenalicio) se encargarán de que, después de un Juan XXIII-Francisco, venga otro Pablo VI, que termine la revolución reformista eclesial.

Francisco-Juan XXIII

Por lo tanto, la jugada papal se convierte (quizás sin pretenderlo) en una sonora bofetada en toda la cara del sector rigorista, que, a estas alturas, ya tiene claro que sólo le queda el recurso al pataleo, a la hora de intentar imponer su modelo. Por eso, tratan de hacer ruido y enturbiar las aguas, acusando al prefecto electo de haber escrito un libro ‘Sáname con tu boca. El arte de besar’. Ése ha sido, para los rigoristas de mente sucia, su gran ‘pecado’.

Cuando la verdad es que Fernández es un gran teólogo, con obra consolidada, con prestigio académico y con experiencia tanto docente como pastoral. Desde la Conferencia de Aparecida está al lado del Papa y ha sido el 'inspirador' de varias encíclicas. 

 Una sonora bofetada donde más les duele: la sacrosanta doctrina, a la que absolutizan por encima incluso de Evangelio y del propio Jesús. Porque Doctrina de la Fe era, hasta ahora, el feudo de los teólogos europeos o asimilados. Entre los últimos, Ottaviani, Seper, Ratzinger, Levada, Müller y Ladaria. Por vez primera coge el mando un latinoamericano. Europa deja de ser la guardiana de la doctrina católica.

Papa y Tucho

Por consiguiente, con el nombramiento de Fernández, el Papa hace un reconocimiento explícito y eleva de categoría a la teología latinoamericana en sus diversas expresiones, desde la teología de la liberación a la teología del pueblo. El eurocentrismo se desmigaja y la Iglesia, de la mano de francisco, camina hacia el Sínodo y el poliedro.

Porque, Fernández desempeñará un papel importantísimo en el desarrollo doctrinal de las cuestiones teológicas fundamentales que va a plantear el proceso sinodal: Desde el ministerio femenino al ejercicio del episcopado.

Y eso que decían que el pontificado estaba acabado…Algunos no tiene precio para ejercer de profetas…de calamidades. Ésos a los que ‘vomitó’ el Concilio.

Décimo aniversario del Papa Francisco
Décimo aniversario del Papa Francisco

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