La Legión podrida

Otro escándalo en la Legión de Cristo. Y van... Es la secuencia lógica (y esperada), una vez que se descubrió la depravación de su fundador, Marcial Maciel. Una obra como la Legión tan personalista y tan centrada en su fundador (como todos los nuevos movimientos) lleva la doblez, el engaño y la podredumbre en su adn fundacional. Un árbol podrido no puede dar frutos buenos. Y de hecho, en este caso concreto, todo lo que sale de la Legión huele mal. Tanto a nivel económico, como en el ámbito espiritual y moral.

Y eso que comparadas con las fechorías de su fundador, con los abusos a menores de los 7 legionarios encausados actualmente por Roma o con los chanchullos de Integer (la multinacional financiera de la congregación), el descubrimiento de que uno de los curas más famosos de la Legión tiene un hijo parece pecata minuta. Siempre en términos comparativos, claro.

Lo que dota de mayor gravedad al caso del padre Thomas Williams es la personalidad del implicado. Reflejo perfecto de la doblez de la institución. Uno de sus curas más fotogénicos. Uno de los que se dedicaba a "reclutar" posibles legionarios. El que salía en los medios de comunicación de USA. Y, sobre todo, el que iba por la vida dando lecciones morales a todo quisque. Y escribiendo libros sobre moral, con titulos así de moralizantes: "Cómo distinguir el bien del mal".

Y, además, era (hasta que los medios lo pillaron y descubrieron su 'secreto') nada menos que el decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Regina Apostolorum que la Legión sigue teniendo en Roma.

Siempre he mantenido que la Legión de Cristo no debe ni puede seguir existiendo como tal. Ni refundada ni vigilada. Ni con el comisario De Paolis ni sin él. Ni con Garza en USA y Corcuera, en los mandos. Y si el Vaticano se empecina en salvarla, lo que de ella quede tendrá que cargar in aeternum con la sombra putrefacta de su fundador. No habrá vez que se mente a la Legión, que no se añada la coletilla del pederasta Maciel. Un estigma demasiado potente.

Me parece que lo más razonable es que los Legionarios de buena fe (que seguro que también los hay) funden una nueva institución o se pasen al clero secular o se refugien en otras instituciones religiosas. Lo demás es querer reanimar un auténtico cadáver. Que huele a podrido. Y contamina a toda la Iglesia.

José Manuel Vidal
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