Es una autoridad en la materia.
Piero Marini sabe más de ceremonias que nadie. Y lo ha demostrado hasta la saciedad. Pero, según han podido saber los angelitos en Roma, para el arzobispo de buena planta y pelo blanco, siempre al lado del Papa (éste y, sobre todo, el anterior), ha llegado la hora de decir adiós a su cargo de maestro de ceremonias. Benedicto XVI le premia con el nombramiento de arcipreste de San Pablo Extramuros, una de las más importantes basílicas romanas.
Una salida digna para el gran liturgo romano. Su "negociado", a partir del momento de su dimisión, pasará a depender del dicasterio de
Culto y Sacramentos. ¡Lo echaremos de menos, porque era sin duda un personaje que dignificaba las ceremonias papales!
Mons. Piero Marini,
nació en Valverde, provincia de Pavía, en 1942. Fue ordenado sacerdote en 1965. Hasta 1987 trabajó en varios Organismos de la Santa Sede que dirigieron la realización de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, el último de ellos la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino.
El 24 de febrero de 1987, el Santo Padre Juan Pablo II le nombra
Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. Desde entonces, Mons. Marini ha promovido la renovación del Ufficio consiguiendo autonomía jurídica en el interior de la Curia Romana.
El 19 de marzo de 1998 Mons. Marini fue ordenado Obispo de Martirano. El 20 de septiembre de 2003, con ocasión del XXV aniversario del Pontificado, el Santo Padre Juan Pablo II elevó a S.E. Mons. Marini a la
dignidad Arzobispal.